Sobre el dato negativo que indica que las mujeres ganan hasta un 27% menos -en promedio- que los hombres se le suma otro agravio: buena parte de los productos considerados «femenino», pero que básicamente son similares a los de su contraparte masculina –desde ropa, afeitadoras, mochilas para niños, hasta un desodorante o las cápsulas de ibuprofeno para «esos días»– van desde un 5% hasta a llegar a duplicar el precio.
A eso se lo llama “impuesto rosa”, o pink tax en su versión internacional.