Docentes de la UBA advierten sobre podas mal hechas en CABA

Algunas especies se podan fuera de época, como sucede con las tipas y los jacarandás, que caducan en septiembre u octubre pero se intervienen en junio.
Algunas especies se podan fuera de época, como sucede con las tipas y los jacarandás, que caducan en septiembre u octubre pero se intervienen en junio. (Imagen cortesía de FAUBA).

Docentes de la cátedra de Jardinería de la UBA, donde se capacitan parte de los inspectores que trabajan en el área de arbolado urbano del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, advirtieron sobre la falta de criterio técnico con el cual se realizan las podas desde mediados de otoño en las calles porteñas y señalaron que las malas prácticas aumentan el riesgo de caída de ramas y árboles.

La alarma fue encendida por Gabriela Benito, jefa de trabajos prácticos de la cátedra de Jardinería y docente de la materia Arbolado Urbano. «Cerca de 30 técnicos egresados de la tecnicatura en Jardinería de la UBA fueron empleados por el área de arbolado urbano del Gobierno de la Ciudad, como parte del plantel de inspectores. Desde allí hacen un diagnóstico del estado de los árboles y proponen un determinado tipo de intervención. Pero luego las empresas contratadas que llevan a cabo las podas no están a cargo de profesionales idóneos, no tienen cuadrillas capacitadas y cortan sin un criterio técnico».

Entre los problemas destacaron maquinaria rompiendo las raíces y dañando troncos, acciones que ponen en riesgo a los árboles.

Una buena gestión y planificación debe anticipar un momento de riesgo. Debe evaluar el estado mecánico y sanitario del árbol. No obstante las cuadrillas trabajan sin criterio. Desde el Gobierno bajan la orden de comenzar a podar 70 mil arboles a partir del 1º de mayo, por ejemplo, como si todos caducaran en el mismo momento. Algunas especies se podan fuera de época, como sucede con las tipas y los jacarandás, que caducan en septiembre u octubre pero se intervienen en junio. Con ello les quitan masa verde y aceleran su decrepitud.

“Además una mala poda desequilibra copas, cargando los pesos sobre follajes y ramas que no están fortalecidas. Esta mala intervención hace que la arquitectura vegetal no esté en equilibrio y cuando hay episodios de tornados o lluvias violentas los árboles se quiebran. Si bien es cierto que en algunas estaciones del año hay vientos de mayor intensidad, no quiere decir que cada vez que haya una tormenta se caigan todos los árboles. Se van a caer aquellos que están mal intervenidos. Y lamentablemente estas acciones favorecen que los ejemplares estén en mayor riesgo”, afirmó y agregó: “En la ciudad también tenemos un arbolado antiguo, en muchos casos con senectud, que comenzó a plantarse masivamente a comienzos del siglo XX. Por eso hay ejemplares que deben ir renovándose”.

La docente explicó que la existencia del bosque urbano en la ciudad disminuye las altas temperaturas, atempera el ruido y los vientos, capta el polvillo atmosférico y atrae la fauna silvestre, entre otras ventajas que, en definitiva, mejoran la calidad de vida de las personas. Pera para que esa vegetación cumpla estas funciones debería estar gestionada por profesionales capacitados, que conozcan sus ventajas y las maneras de administrarlo.

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