El ministro de Energía, Juan José Aranguren, pidió a las principales petroleras que no aumenten los precios de sus combustibles por 60 días, para no sumar otro elemento que impulse la inflación. El objetivo es disminuir el impacto que tendrá sobre los precios la devaluación que viene sufriendo el peso desde la semana pasada.
Se trata de una medida a contramano del aumento general de las tarifas que se ha producido, y también al reajuste que llega hoy martes a las concesionarias de autos. Los precios de los rodados se habían ajustado en los primeros días de mayo en base a un tipo de cambio de $20,50. La cotización cerró ayer $22,33.
Pero aunque se trata de una medida aislada y temporaria, significa el reconocimiento de un hecho que los mensajes del gobierno habían pasado por alto: un aumento en los precios de los combustibles provoca aumentos en los de la mayoría de los productos.