¿Qué tan cerca estamos de la «estanflación»?

Diego Giacomini, economista, Director de la consultora E&R y Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA publicó esta columna en el Cronista, un medio defensor de la ortodoxia financiera. Y Giacomini es un economista ortodoxo, sin dudas. Su opinión es de un indudable nivel técnico, y nos parece significativo que coincide en su diagnóstico con economistas keynesianos, inclusive con algunos que se identifican con el peronismo.

Parece que en una situación crítica, se puede ver, desde enfoques distintos, el mismo problema. Las soluciones que recomiendan unos y otros son, por supuesto, diferentes.

«Siempre sostuvimos que el escenario monetario (inflación, tipo de cambio, etc.) de
2018 era más complicado que el de 2017. Paralelamente, también siempre remarcamos que el nivel de actividad 2018 iba a ser sustancialmente más débil que en 2017, y que la economía se iba a ir enfriando sostenidamente a lo largo de este año. La conferencia de prensa del pasado 28/12/2017 y los posteriores errores en materia de política monetaria generaron caída de la demanda de dinero, que es uno de los peores daños macro que una economía puede enfrentar.

La caída de la demanda de dinero impacta tanto en el espacio financiero como en el de la economía real. En el primero, la huida del peso encarece al dólar y también genera más inflación. En la esfera real, impacta negativamente en el nivel de ingreso dando lugar a un enfriamiento, estancamiento e inclusive caída del nivel de actividad. En pocas palabras, la economía argentina enfrenta actualmente una caída de la demanda de dinero que conducirá probablemente hacia una estanflación (estancamiento con alta inflación)

La estanflación que probablemente se viene es fácil de comprender.

La demanda de pesos es sólo transaccional en Argentina. Nadie ahorra en pesos. Cuando la demanda de dinero cae, el empresario se refugia en el dólar, comprando menos insumos, capital de trabajo y bienes de capital. La curva de oferta se desplaza hacia la izquierda, con lo cual el ingreso cae y el nivel general de precios sube.

Del lado de la demanda, los agentes consumen menos y la curva de demanda agregada también se desplaza hacia la izquierda, potenciando la contracción del ingreso, pero amortiguando (algo) el aumento de precios. El efecto total es caída del ingreso y mayores precios: estanflación.

El BCRA hace lo que tiene que hacer. Pero hay que entender, el BCRA actúa sobre los síntomas y aplica ibuprofeno y otros calmantes para bajar la fiebre y calmar dolores, pero la enfermedad es una infección fiscal.

Esta enfermedad fiscal hace metástasis a través de varios desequilibrios. Lo síntomas lo muestran. No se puede negar. El tratamiento debe ser modificado y el equipo médico perfeccionado. Es responsabilidad presidencial.

Lea la columna de opinión completa aquí

VIACronista