El BID propone un área de libre comercio para toda la región

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimó en diversos papers y presentaciones que una integración entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico, no solo impulsaría la competitividad de la región frente a otros países del globo, sino que también desarrollaría cadenas de valor e incrementaría el comercio intrarregional.

Según publicó el diario LA NACION, los acuerdos de comercio preferencial (ACP) fueron «muy inefectivos para materializar su principal motivación económica: impulsar la competitividad en el exterior», afirmó un informe especial llamado «Conectando los puntos», coordinado por Mauricio Mesquita Moreira, especialista del BID.

«Los ACP subregionales, de poca envergadura y cuyos miembros tienen ventajas comparativas similares, no están bien preparados para generar ganancias de escala y especialización lo suficientemente grandes como para mover la aguja de la competitividad en el mercado global», indicó el estudio, para referirse a la efectividad de acuerdos aislados como el Mercosur o la Alianza del Pacífico.

En cambio, para obtener mejores resultados, el BID promueve un «acuerdo de libre comercio panregional» y estima que existe para eso «un contexto político favorable». Otra ventaja es que el 90% del intercambio intrarregional ya se encuentra libre de aranceles.

Además del libre comercio, un acuerdo de estas características podría ir acompañado -según el BID- de mejoras en temas como la propiedad intelectual, el trabajo, el medio ambiente o la facilitación de comercio. En ese sentido, requiere también bajas en los costos del transporte, de transacción, de logística y mayor sintonía entre los firmantes en normas técnicas y fitosanitarias.

Para el BID, no se necesita -por lo menos en una primera instancia- de todos los países. La Argentina, Brasil y México generarían la suficiente «fuerza gravitatoria» para arrastrar a los demás. Sumados, el Mercosur y la Alianza del Pacífico reúnen mercados por US$4,3 billones y representan el 81% del PBI.

La impresión de AgendARweb es que las agencias multilaterales de crédito, radiadas de la planificación estratégica regional y nacional en años anteriores, plantean revivir tratados de libre comercio (TLCs) panamericanos dominados fuertemente o por los EEUU o el Sudeste Asiático, como los fallidos ALCA o Transpacífico, aunque con otros nombres y algunos cambios. Todas las propuestas suponen el desguace, en la práctica, del Mercosur.

Sin embargo, las nuevas propuestas ocurren en un contexto de proteccionismo unilateral empeorado. Ya está escalando a guerra comercial entre países y bloques (caso EEUU-China). En la Argentina esto redunda en hechos concretos aún antes de que se haya firmado ningún documento: se aceleran las barreras aduaneras y para-aduaneras ante nuestras commodities industriales.

EEUU le cerró puertas a la mitad (en valor) de las exportaciones habituales de acero y aluminio argentinas. Europa se niega a seguir comprándonos biodiésel. China expande su industria de «crushing» de porotos en detrimento de nuestras exportaciones de aceite de soja, y hasta España sólo se lleva nuestra pesca congelada y fileteada. China acaba de aceptar sin restricciones nuestras carnes, como lo hizo Inglaterra durante 80 años, lo que quizás reconfigure el mapa productivo de la llanura chacopampeana: más ganadería, menos agricultura. Con el trabajo manufacturero en vías de extinción en todo el mundo, las grandes potencias y bloques tratan de retener como sea su capacidad residual de generación de empleo. Y las economías que ya eran exportadoras de materia prima, se primarizan aún más.

Esto hace que aún más que en la década anterior, los nuevos megatratados propuestos excluyan con «letra chica» restrictiva (y por lo general secreta) a buena parte de la industria manufacturera y mucha de la agropecuaria en las economías periféricas. Entre tanto, la Unión Europea presiona a las cancillerías claves del Mercosur (Itamaraty, el Palacio San Martín) para la firma de un TLC similar con la UE, y el Reino Unido, tratando de sobrevivir al Brexit, su divorcio de Europa, corteja inesperadamente a la Argentina, instándola a firmar un TLC exclusivo entre países. Y a contramano de lo que piden nuestras PyMES textiles, del calzado, metalmecánicas, culturales e incluso farmacológicas y de ingeniería, nuestra cancillería exulta. Y sufre de «lapicera fácil».

Jamás la Argentina fue tan cortejada. No son necesariamente malas o buenas noticias. El contexto ambiguo aconseja examinar y consultar, antes de firmar nada. El rol de contrapeso del poder legislativo será esencial en esta extraña etapa.

 

VIALa Nación