Hoy, viernes 15, hace unos minutos, el dólar cerró la semana a $ 28,62 en el Banco de la Nación Argentina y 28,70 el «blue».
El agrandado -en sus funciones- ministro Nicolás Dujovne puede copiar a uno anterior, Juan Carlos Pugliese «Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo». Es una interpretación. Algunos suspicaces insinúan que en realidad la decisión del gobierno es que se produzca una devaluación importante que licue parte del gasto público (en dólares). El F.M.I. ha impulsado en el pasado este tipo de medidas.
Hay dos objeciones a esto: la devaluación ya produjo pérdidas significativas a los que habían apostado a las altísimas tasas de las LEBACs (al menos, a aquellos que no tuvieran información confidencial). Y la escalada del dólar aumenta el peso de los intereses de la deuda externa en el déficit fiscal verdadero (no el «primario», como bondadosamente se lo llama cuando no se los toma en consideración).
En cualquier caso, el gobierno debe asumir que su credibilidad, en lo que hace al tipo de cambio, ha llegado a 0. Si en verdad quiere detener la escalada de la divisa norteamericana (y de las otras monedas, porque ninguna otra, ni siquiera la turca, se derrumba como el peso), en una plaza que está decididamente compradora, debe ofrecer dólares, no anuncios ¿Podrá hacerlo?