Un clásico recargado: por el aumento de la nafta creció 70% la conversión a GNC

El fuerte impacto de los combustibles en el bolsillo de los consumidores tuvo su consecuencia en el mundo automotriz: la opción GNC volvió a ser popular. Tanto es así que desde la Cámara que nuclea a los expendedores aseguran que en el último año crecieron casi 70% las conversiones de autos que se pasaron de nafta a gas.

«Hace meses que está pasando. Los picos mínimos de conversión a nivel país fueron a mediados del año pasado. Después empezó a subir desde unos 6.000 por mes promedio, a 8.500 a fin de año. En 2018 ya estamos en 10.000 conversiones por mes«, cuenta el vicepresidente de la Cámara de Expendedores de GNC, Pedro González.

El GNC empezó en épocas del presidente Raúl Alfonsín, fue impuesto pero también adoptado inmediatamente por taxistas, por el ahorro significativo de consumo, pero resistido por las empresas de colectivos. Desde entonces, creció sostenidamente entre los usuarios particulares de clase media a medida que se habilitaban estaciones y desaparecían las colas para cargar. Sin embargo, las 10.000 conversiones mensuales de hoy siguen lejos de las 17.000 que se volvieron frecuentes tras la devaluación de 2002, cuando el precio de las naftas se duplicó de un día para el otro. Algunas marcas, tentativamente, empezaron a ofrecer sedanes 4 puertas a GNC «de fábrica». Las estaciones a GNC empezaron a aparecer en las rutas más transitadas del país, lo que lo sacó de ser un combustible exclusivamente intraurbano y lo fue volviendo más interurbano.

Datos oficiales indican que en el país hay 1,7 millón de autos con GNC. Y, para González, ese número está subestimado.

Mientras, en el mundo, el uso del GNC crece por cuestiones ecológicas: los efluentes gaseosos de su combustión son mayormente dióxido de carbono y vapor de agua, casi enteramente libres de hollines cancerígenos. El quemado es tan eficiente que el carbono total emitido por kilómetro rodado resulta incomparablemente menor que el de cualquier otro combustible fósil. Por eso, países como Alemania y España promueven su uso con beneficios impositivos y descuentos en peajes. Es normal y no una rareza que los autos alemanes y españoles salgan de fábrica diseñados para usar GNC como combustible principal, y nafta sólo si el gas se acaba antes de poder recargar. «Tienen claro que el híbrido es el futuro, pero no el presente, y por eso impulsan el uso de gas», cuenta González. En cambio, en la Argentina el único incentivo para la conversión es la ecuación pesos/kilómetros.

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