Ante el regreso del sarampión y otras enfermedades «viejas», la OPS propone nuevas políticas de salud pública

Si hay deficiencias en las coberturas, y llega un virus como el sarampión, por la cercanía entre la gente podríamos tener rápidamente un brote mayor.

Dos bebés menores de un año elevaron de tres a cinco los casos de sarampión registrados en lo que va del año en el país. Mientras se llevan adelante las tareas de investigación para determinar cómo contrajeron el virus, el Ministerio de Salud de la Nación emitió un alerta en el que llama a verificar el estado de vacunación de la población y a intensificar la vigilancia epidemiológica de cuadros sospechosos para evitar la reintroducción de la enfermedad, en el marco de un contexto global con miles de casos, brotes activos y muertes.

Hace unas semanas, la Dra. Martha Velandia, asesora regional de Vacunas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), participó de una reunión de la OPS con expertos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Haití, Honduras, México, Paraguay y Perú. El objetivo: analizar nuevas estrategias que permitan aumentar las coberturas de vacunación en grandes ciudades.

«El riesgo de las bajas coberturas es tener brotes importados», explicó la médica epidemióloga colombiana quien también coordinó el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) en su país durante 5 años. «El mundo está abierto, uno en el que hoy estás aquí y mañana estás allá. Y la única manera de protegerse es teniendo los esquemas de vacunación al día», añadió.

Velandia compartió 6 de los principales retos pendientes para mejorar la salud preventiva en materia de infecciones en Argentina y el resto de la región.

1. Romper el estancamiento de las coberturas
En los últimos años, las coberturas se han mantenido alrededor de 90%, y estamos haciendo esfuerzos por incrementar y pasar de ese umbral. Es importante tener una vacuna «trazadora» para evaluar el grado de cobertura en la población infantil, como la tercera dosis de la vacuna triple bacteriana o DPT3, que protege contra difteria, tétanos y tos ferina (Bordetella pertussis), y se administra a los dos, cuatro y seis meses de vida, esta última en conjunto con otras vacunas como la de la polio. Al medir la DPT3, estamos asegurando que los niños han pasado por la primera y la segunda, destacó la médica, quien añadió que el cumplimiento de esa dosis también indica «cómo estamos llegando a todos» con otras vacunas incluidas en los calendarios.

Según registros oficiales, a nivel regional la DPT3 cayó de 94% en 2011 a 93% en 2012, y entre 2013 y 2016 se mantuvo más o menos estable en 90% a 91%.

• Los planes de vacunación plantean metas ‘doradas’ de 95%.

2. Aumentar las coberturas en grandes ciudades
Los cambios sociodemográficos conllevan que las personas dejen las áreas rurales y vayan concentrándose en las ciudades. En el continente existe la proporción de población urbana más elevada del mundo, ya que supera a 80% y alcanza picos de 88% en el Cono Sur y 86% en Brasil.
«Esa interacción social más estrecha que tenemos en las grandes ciudades facilita la transmisión de las enfermedades si las personas no están debidamente protegidas», advirtió la Dra. Velandia.

«Si uno encuentra deficiencias en las coberturas, y aparece un virus como el sarampión, por la cercanía entre la gente podríamos tener rápidamente un brote mayor».

La situación es particularmente delicada en las comunidades urbanas carecientes, que suelen albergar a la mayor proporción de niños subinmunizados. Según la ONU para 2030, 1 de cada 4 personas en el mundo va a vivir en barrios pobres y asentamientos informales con necesidades de servicios de salud, incluyendo vacunas.

3. Garantizar coberturas homogéneas
Las coberturas de vacunación no solo deben ser altas cuando se toma en cuenta el promedio regional o nacional, sino que también deben ser homogéneas, enfatizó la Dra. Velandia. «Es importante tener coberturas en los municipios que también sean muy altas para evitar concentraciones de personas susceptibles en estas áreas», enfatizó. Modelos matemáticos sugieren que la presencia en una región de distritos con muy bajas tasas de vacunación aumenta más el riesgo de transmisibilidad de enfermedades como el sarampión, en comparación con una situación de cobertura moderada pero más pareja en todos los distritos.

4. Vigilar y contener enfermedades reemergentes
Recientemente, un caso de parálisis flácida en Venezuela avivó el temor de que la polio hubiera regresado a la región, pero análisis posteriores desestimaron esa posibilidad. No obstante, la OMS recomienda mantener la vigilancia epidemiológica de las parálisis flácidas agudas que se presentan en menores de 15 años, dado que mientras persista la circulación del virus de la poliomelitis en algún lugar del mundo (Afganistán y Pakistán) persiste el riesgo de importación del virus. Por esta razón es importante garantizar coberturas homogéneas de vacunación, y evitar la presencia de bolsones de no vacunados». Otras enfermedades cuya reemergencia preocupa son la difteria (Haití y Venezuela tienen brotes activos desde fines de 2014 y junio de 2016, respectivamente) y el sarampión. Hasta el 16 de junio de este año hubo más de 1.800 casos confirmados por laboratorio en 11 países de la región, según el último Boletín Semanal de Sarampión/Rubéola de la OPS.

• «Tenemos desafíos con sarampión en los niños de un año».

5. Afrontar los faltantes de vacunas
«Para los laboratorios, puede ser un desafío alcanzar las metas de disponibilidad de vacunas. Y por varias razones: puede haber una demanda inesperada de una vacuna en particular, o, simplemente, puede haber algunas que demoren más tiempo en producirse». Varios países en el mundo han sufrido la falta de la vacuna inactivada para la polio (IPV) inyectable, que en los últimos años se incorporó en los esquemas de la región junto con el reemplazo de la fórmula oral trivalente por la bivalente. Otra vacuna que tuvo mayor demanda que oferta es la de la fiebre amarilla, porque hay muy pocos laboratorios en el mundo que la producen. «Las dificultades se han ido solucionando en el paso del tiempo, pero quisiéramos tener más disponibilidades», reconoció la especialista.

6. Concientizar sobre la importancia y seguridad de las vacunas
Aunque los movimientos antivacunas no tienen en Latinoamérica la penetración que muestran en Estados Unidos o Europa, la resistencia «está incrementándose en nuestra región y eso nos tiene bastante preocupados». En Colombia, por ejemplo, la tasa de vacunación contra el virus del papiloma humano se desplomó después de supuestos efectos adversos no comprobados que motivaron demandas judiciales contra el Estado. En Brasil, la «diseminación de información sin fundamentos» se ha vinculado a la reemergencia de sarampión y tos ferina.

«Tenemos que hacer grandes esfuerzos para poder no controvertir, sino presentar de manera clara a la población la importancia de la vacunación. La única enfermedad que se ha erradicado de la faz de la tierra se llama viruela, y estamos a punto de hacerlo con la polio. ¡Las vacunas realmente funcionan!»,

Pero se necesitan estrategias innovadoras: «Así como se sienta un famoso a contraindicar las vacunas, nosotros podemos tener grandes famosos hablando a favor de las vacunas. Eso nos puede ayudar mucho. La gente cree en estos campeones de la vacunación, y muchas veces nos gustaría contar con ellos para ayudarnos a hacer más promoción», señaló.

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