La recesión, y las malas noticias en general de la economía contrastan con el optimismo y las expectativas que hoy rodean a algunos sectores y economías regionales, principalmente aquellas vinculadas con la exportación.
Más allá de la soja, el maíz y el trigo -cultivos que explican el principal ingreso de divisas para el país y que crean expectativas de una próxima gran campaña-, hay todo un entramado de producciones repartidas en diversas provincias que, si bien aportan un caudal de dólares menor, son claves por el efecto derrame que generan en los pueblos y ciudades del interior.
- Desde productores de miel, hasta empacadores de peras y manzanas, pasando por exportadores de cítricos y bodegueros, estos sectores ya esperan recibir el beneficio de un dólar más alto.
Según el economista Jorge Day, del IERAL, «el tipo de cambio real es el más competitivo de los últimos ocho años y se ubica en niveles comparables a los registros de 2010», de la mano de una devaluación que fue sustancialmente superior a las de 2014 y 2016.
De todos modos los expertos advierten que si tuviésemos que trazar un mapa general de las economías regionales, la situación es muy variada con claros ganadores y algunos perdedores, si bien «en el promedio el balance es positivo».
SECTORES
Frutas: En el Alto Valle de Río Negro, el principal polo productor de frutas de pepita, prevén un escenario alentador y los embarques de peras superaron los u$s208 millones, un 10% más que en igual lapso del año pasado.
Vinos: Las exportaciones de vinos embotellados prácticamente se mantuvieron estables en valor hasta mayo, con operaciones por u$s 276,7 millones, marcando un alza marginal del 0,1%. Sin embargo, Alberto Arizu, presidente de Wines of Argentina, plantea que «mayo fue positivo y junio va a mostrar incluso mejores números. Ahora pasamos a tener una mejor oportunidad, con una competitividad distinta, también porque en 2018 superamos dos de las peores vendimias de las últimas décadas». En el sector plantean que las ventas al mundo podrían expandirse entre un 5% y un 10%, un nivel por demás positivo luego de varios años de amesetamiento.
En mayo, las bodegas argentinas exportaron 4 millones de litros de vino sin fraccionar, lo que implicó un salto del 160% respecto del mismo mes de 2017.
Cítricos: Es uno de los sectores productivos en los que la devaluación los agarra con la fruta todavía en los campos y no ya comercializada. La provincia de Tucumán, el principal polo citrícola a nivel mundial, estará finalizando la campaña en agosto con 1,5 millones de toneladas, un 10% por encima del 2017. En el sector hay optimismo y apuestan a que el año culminará con un incremento del 10%.
Miel: También se abren buenas perspectivas para las exportaciones de miel, alimento del que la Argentina produce entre 55.000 y 60.000 toneladas al año. De ese total, el 95% se destina al exterior (principalmente a Alemania y EE.UU.) y sólo el 5% queda en el mercado interno.