Directora de Finanzas: un escalón difícil para la igualdad de género

Es sabido que, a medida que se asciende en la pirámide laboral, se vuelve más difícil encontrar mujeres. Aunque en muchas empresas representan la mitad de la planta, cuando se pasa a mandos medios “la proporción de mujeres baja a 30% y en el nivel ejecutivo, apenas llega a 6%”, dice el consultor en RR.HH., Eduardo Suárez Battán.

Según datos de la selectora de personal Page Personnel, las mujeres son mayoría (69%) en los ingresos a las áreas de Finanzas para cubrir posiciones de inicio: analistas contables, créditos y cobranzas, amén de plannning. Pero ya no es fácil encontrarlas unos puestos más arriba.

¿Cómo hicieron las mujeres que sí llegaron a dirigir las finanzas de una empresa? Aunque las experiencias son variadas, coinciden en algunos puntos: por un lado, el esfuerzo adicional que implica llevar adelante la carrera corporativa siendo mujer; por el otro, la necesidad de contar con mentores y una red de contención.

“Como mujer que trabaja en el mundo de las empresas, te acostumbrás a que haya muy pocas”, dice Celina Wallingre, CFO de Baufest, una empresa de servicios TI. Licenciada en Administración de la UBA, su carrera laboral comenzó en épocas de hiperinflación, a fines de los 80. “Fue difícil conseguir trabajo para mí, en tanto que a mis compañeros varones los llamaban muy rápido”, dice Wallingre sobre aquella época.

A Dora Sassoni, CFO del operador agrícola Fondomonte, también le costó conseguir el primer trabajo. Recibida de contadora pública en la UBA en los 80, todavía recuerda una frase —hoy indudablemente ofensiva— de un profesor de entonces: “Qué bueno que hay más mujeres que le agregan colorido a la clase’”.

Pero Sassoni, una vez en el trabajo, sintió el «techo de cristal»: «Recuerdo durante los 10 primeros años tener que hacer un esfuerzo adicional para ganarme el respeto profesional, para tener voz y voto en las reuniones. Debo haber pecado de ‘intensa’ para tener visibilidad”, dice.

Unos años más tarde, la realidad ya había cambiado. María Laura Zablackas, directora de Finanzas de la división Bebidas de Pepsico para Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, recuerda que cuando se recibió de contadora, a fines de los ‘90, “era bastante indistinto ser mujer o varón para entrar al mundo laboral”. Ella lo hizo aprovechando pasantías y programas de jóvenes profesionales.

También para Valeria Zambrana, gerente de Administración y Finanzas de Vitrium Capital, la carrera comenzó sin contratiempos: “Mi generación se ve mucho más en cargos gerenciales de Finanzas. Y cuando vas a buscar perfiles, la mayoría son mujeres”, asegura.

“Las mujeres tenemos que ser el doble de buenas para que nos reconozcan por lo mismo”, subraya Wallingre. “Para mantenerte, tenés que ser mejor que un varón, seguro”, agrega. “Cuando estaba alrededor de los 30 años, me pasaba que no me tomaran demasiado en serio por ser mujer. Conforme fui más grande y más formada, me fui ganando el respeto”.

Lo cierto es que para trabajar y tener una carrera exitosa “hemos resignando horas de sueño”, como dice Zablackas. Muy especialmente durante la maternidad.

También Verónica Binaghi, hoy country manager del fabricante de autopartes Visteon, vivió un momento crítico en su carrera cuando se complicó el embarazo de su hija menor. “Estaba con una licencia anticipada cuando me llamaron de la empresa diciéndome que el nuevo gerente general me quería conocer, que la situación iba a requerir que volviera antes a mi posición de controller”, recuerda.

Como no tenía previsto hacerlo, se reunió con el nuevo jefe local, que la esperaba con un organigrama sobre la mesa y le dijo: “¿Qué ves en el organigrama? Que vos no estás: me acabo de enterar de que existís, ya tenemos a una persona para entrar en tu puesto”. “Yo nunca había comunicado que no iba a volver… Mi hija nació de 36 semanas y me tuve que reincorporar”, recuerda.

Binaghi dice que su estrategia fue enfocarse: “no me enganché, me focalicé: yo hago mi trabajo, lo sé hacer, soy responsable”. Un año y medio más tarde la promocionaron a la posición de dirección “y de ahí a que me reconocieran el salario, fue otra lucha. Terminé elevando el problema a la casa matriz en Estados Unidos, y ellos bajaron la orden”, rememora.

“Cuando me tocó empezar a tener una vida familiar más comprometida, me ayudó mucho poder plantearlo y hablar de temas de flexibilidad”, cuenta Zablackas. “Hoy lo tenemos más armado como compañía”, dice. “La clave para mí fue siempre el compromiso, porque la flexibilidad no es gratis: es un ida y vuelta. La compañía es flexible con vos, pero vos también tenés que mostrarte flexible con la compañía”, observa.

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