La guerra comercial desatada entre las dos principales potencias económicas del mundo amenaza con retrotraernos a una etapa que parecía totalmente superada, alerta el último reporte del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano.
En efecto, la guerra comercial fue la respuesta de las potencias a la Gran Depresión de la década de 1930 y el preanuncio y causa última de la Segunda Guerra Mundial. Luego, los acuerdos de Bretton Woods establecieron reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo, destinadas a desarmar los mecanismos proteccionistas.
“Los acontecimientos recientes parecen revivir las prácticas de aquel entonces, cuando los países recurrían al bilateralismo, a devaluaciones competitivas, cuotas y otras medidas restrictivas en materia de comercio y pagos. Lo paradójico es que los Estados Unidos, el país que encabezó el movimiento liberalizador, sea hoy el que se puso a la cabeza del regreso al proteccionismo, en busca de nivelar su balanza comercial, en la actualidad fuertemente deficitaria”, indica Víctor Beker, director del CENE.
En concreto, la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio, junto con otras medidas específicamente dirigidas a China, fue respondida por el país asiático con el establecimiento de restricciones al ingreso del poroto de soja y otro conjunto de productos provenientes de los Estados Unidos.
“Esto abre una oportunidad para la Argentina: sustituir los productos provenientes de los Estados Unidos alcanzados por los aranceles que les impuso el gobierno chino. La Argentina tiene un fuerte déficit comercial con China. En 2017, sus exportaciones sumaron 4.593 millones de dólares, mientras que las importaciones treparon a 12.329 millones. La oportunidad abierta por el conflicto sino-estadounidense permitiría reducir dicha brecha, incrementando la venta de maíz, trigo, carne vacuna, mariscos, lana y pollo. Lamentablemente, esta posibilidad aparece limitada este año en el caso de la soja, por los menores volúmenes de la actual cosecha como consecuencia de la sequía”, subraya Beker.
Desde el punto de vista del director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, no obstante, esta oportunidad constituiría “un importante aporte a reducir el déficit de la balanza comercial argentina, que en 2017 totalizó 8.471 millones de dólares”.