La maquinaria agrícola es el termómetro más fiel para medir la temperatura de negocios en el agro. Los datos que arrojó el segundo trimestre son una muestra cabal del impacto que dejó la peor sequía en 50 años. Y no sólo la sequía.
Según el informe de ventas que trimestralmente elabora el INDEC, entre abril y junio las unidades vendidas se derrumbaron hasta 52 % en relación al mismo período del año pasado, como fue el caso de las cosechadoras.
- Se comercializaron 27,9% menos tractores,
- 23,6% menos implementos (pulverizadoras, tolvas, etc)
- 20,5% menos sembradoras.
El desplome del segundo trimestre hizo que la maquinaria agrícola cerrara la primera mitad de año con una facturación de 13.603,4 millones de pesos, apenas 3% superior a la del primer semestre de 2017; es decir, que el sector perdió por goleada contra la inflación.
Como no todo depende del clima, AgendAR reitera que mucho daño se habría evitado si el Ministerio de Agroindustria no se hubiera permitido tiempos geológicos para dar la autorización de uso de las semillas HB4 resistentes a sequía en soja y trigo. ¿Cuánto se perdió que no debería haberse perdido?
Bioceres hizo el cálculo: “En los últimos cinco años, la producción promedio de Argentina en soja es de 55 millones de toneladas. En la última campaña se perdieron 16 millones por la sequía, de las cuales con el evento se podría haber recuperado 4,5 millones de toneladas (un 26%)”.
“En trigo, con el evento se podría haber recuperado más de 2 millones de toneladas”, dijo Ignacio Crippa, de Indear, la empresa de I&D de Bioceres. Añadió que en términos económicos el impacto del gen podría haber llegado a los casi 2000 millones de dólares entre ambos cultivos.
Y además, se perdieron ventas de máquinas agrícolas, y hubo empresas cerradas y alguna que otra nacional y con más de 70 años comprada por capitales externos.
La autorización para uso del trigo HB4 sigue pendiente.