La noticia es buena, aunque limita uno de los placeres más apreciados por la clase media argentina: durante junio, y por primera vez desde febrero de 2015, hubo caída de los viajes de argentinos hacia el exterior. La caída interanual es del 2,6% en las salidas turísticas, a pesar que fue el mes del Mundial de Rusia. La corrida cambiaria que arrancó en abril y siguió en mayo aparece como la principal explicación, ya que generó una suba en el dólar que encareció a los viajes.
El turismo viene siendo, mes tras mes, una de las explicaciones clave para el rojo de cuenta corriente que viene aquejando a la economía local y que fue creciente en los últimos años. Sin ir más lejos, durante el primer trimestre del año, los viajes explicaron el 56% de las salidas de divisas por la cuenta servicios, que presentaron en ese período un déficit de US$ 3.517 millones. El rojo en la cuenta corriente fue una de las explicaciones clave de la aversión al riesgo argentino que derivó en la corrida cambiaria y en la propia devaluación.
La reversión de la dinámica negativa en turismo era esperable.
Por el lado de los ingresos de turistas extranjeros las noticias no fueron tan positivas: por primera vez en 15 meses, desde febrero de 2017, dio caída interanual. Fue una merma de 0,8%, tras un 2017 y un primer semestre de 2018 de buenos resultados. Ahí estará la clave, igual que como sucede con las exportaciones de bienes: para lograr una mejora sostenida, que no dependa del vaivén del tipo de cambio será clave que Argentina atraiga turistas extranjeros.