Leímos ayer que cuando cerraron los mercados el lunes, a las 15 hs., el Presidente del Banco Central, un Luis Caputo en mangas de camisa, con modo pausado y visiblemente tranquilo recibió a un pequeño grupo de periodistas, y les dijo:
«– Vamos a licitar dólares en la medida que nos demanden dólares. Y recurrimos a la licitación porque damos oportunidades a todos. La licitación puede ser mañana US$ 500 millones, pero si nos demandan 700 millones lo licitaremos. Lo haremos en la medida que nos demanden«.
En AgendAR nos recordó, en forma irresistible, a alguna vieja novela que transcurriera en Alaska, o en Siberia. Un episodio en el que un trineo es perseguido por una manada de lobos hambrientos, y los pasajeros, desesperados, les tiran las provisiones para demorarlos.
Los lobos desgarran los bultos y los devoran, sí, pero más lobos se unen a la persecución, atraídos por el olor de la comida.
Estas historias terminan de la misma forma. Una de las que más se recuerdan transcurrió el «miércoles negro», el 16/9/1992. El trineo era el Banco de Inglaterra y el lobo a la cabeza de la manada era George Soros. Aquí todo es más modesto.