La agenda de los emisarios del presidente Mauricio Macri en Nueva York, que regresaron el viernes al país, tuvo una sola consigna: transmitir que las políticas económicas terminarán siendo sostenibles y que no hay riesgo de otro default de la deuda.
Para llevar calma sobre esos temas viajaron el vicepresidente del Banco Central, Gustavo Cañonero; y el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, quienes escoltaron al vicejefe de Gabinete, Mario Quintana. Las espadas económicas transmitieron un mensaje en todas sus reuniones: los dólares para el año que viene están asegurados.
Según se pudo reconstruir, la mano derecha de Luis Caputo en el Central, Cañonero, un ex banquero del Deutsche Bank, confirmó lo que algunos medios habían adelantado: pedirán que el Fondo Monetario Internacional (FMI) les gire el dinero para afrontar los vencimientos de deuda del 2019 en caso de que los mercados sigan cerrados.
«Cañonero explicó que el acuerdo con el Fondo se puede ampliar o acelerar. Esto es, que el Gobierno podría solicitar el adelanto del dinero o incluso que le acerquen más plata de los US$ 50.000 millones que consiguieron inicialmente. Pero destacó que solo es un ´plan B´que tienen guardado en caso que se complique el escenario global», detalló uno de los asistentes a esas reuniones con funcionarios argentinos.
Se reafirman así las expectativas que tiene la administración de Cambiemos sobre el FMI. No sólo el organismo de crédito cambió su punto de vista al permitir que usen sus dólares para financiar el desarme de las Lebac, y que se deje de lado la meta de reservas mínimas, sino que estaría dispuesto a más para mantener en pelea al Gobierno de cara a las elecciones.
Si bien fue una buena noticia para los fondos de inversión, varios de ellos siguen desconfiados de la estrategia oficial. «Las presentaciones fueron un tanto flojas. No está claro que puedan atacar el tema fiscal y menos en un año electoral», dijo un banquero que participó de las reuniones.