«El Estado paga más en intereses de la deuda que en los sueldos de la Administración Pública. Dos veces y media más que en los gastos de capital para obras e infraestructura. O casi 5 veces más que las transferencias a las Universidades Nacionales».
De esta forma, el periodista Ismael Bermúdez resume, con su habitual precisión, los datos que aseguran lo que ayer anticipamos en AgendAR: Con las medidas anunciadas, el déficit (fiscal) no disminuirá.
Por la escalada del dólar y la mayor inflación, los intereses ya pasaron a ser el segundo rubro en el ranking de los gastos públicos, y siguen creciendo. Y lo que se reduce en los otros egresos -el llamado gasto primario- queda anulado por esos mayores pagos de intereses.
Los intereses de la deuda a julio sumaron $ 255.614 millones –un 65,4% más que lo que insumieron entre enero y julio de 2017-, y pasó a ser con el 15,3% “el segundo rubro en importancia en el gasto total luego de las Prestaciones a la Seguridad Social”, de acuerdo al último Informe de ASAP (Asociación Argentina de Análisis Presupuestario). Las transferencias a las Universidades sumaron $ 58.743 millones, los gastos de capital $ 94.041 millones y los sueldos $ 173.653 millones.
Los recortes que se hicieron quedaron compensados por la mayor carga de los intereses. Hasta julio los gastos primarios de la administración pública (sin contar los intereses de la deuda) aumentaron 21%, menos que la inflación que fue del 27%, en los primeros 7 meses del año. En términos reales implicó un “ahorro” del 4,7%. Con el incremento del 65,4%, los pagos de intereses crecieron un 30% por encima de la inflación.
Sumando los gastos primarios más los intereses, el gasto total aumentó el 26,2%, casi en línea con la inflación (“0,8 puntos inferior a la inflación”, destaca ASAP). Así, casi todo el menor gasto “primario” (“ahorro”) quedó compensado por el mayor gasto (“desahorro”): los intereses.
Después de la devaluación, la cuenta de intereses va a aumentar mucho más, porque el 70% son en dólares y el resto en pesos atados a la inflación, también en ascenso.
La producción y el trabajo argentinos tienen que afrontar que -si no hay un cambio fundamental en las políticas- el Estado argentino no tendrá un centavo para infraestructura y desarrollo. Todo irá a pagar intereses, y sueldos y prestaciones sociales cada vez más mezquinos.