El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contó públicamente la conversación telefónica que tuvo ayer con Mauricio Macri, y le brindó un «fuerte respaldo».
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«Esta mañana, hablé con el presidente de la Argentina, Mauricio Macri , y reafirmé el fuerte respaldo de los Estados Unidos a la Argentina durante este momento tan difícil».
Trump indicó que la Argentina es un «socio estratégico» de Washington, y afirmó que Macri, a quien conoce desde hace décadas y con quien hizo negocios, está haciendo un «excelente trabajo» ante una «difícil situación económica y financiera. Confío en el liderazgo del Presidente Macri, y recomiendo encarecidamente y apoyo su
involucramiento con el Fondo Monetario Internacional para fortalecer las políticas monetarias y fiscales de la Argentina para hacer frente a los desafíos económicos actuales del país».
Vale señalar que estas declaraciones no fueron hechas a través de sus famosos y espontáneos tuits, sino que es una declaración subida a la página oficial de la Casa Blanca, como pueden ver cliqueando aquí.
Se perciben fácilmente tres razones para un apoyo tan enfático, nada habitual por parte de los EE.UU. Uno es la muy cercana -en noviembre- reunión del G20, de la que Argentina será el anfitrión. Otro, es que en Washington se ve a Macri -más presentable, después de todo, que el brasileño Temer- como expresión de la reacción antipopulista en América del Sur, el reemplazo de gobiernos a los que el gobierno de EE.UU. consideraba con desconfianza u hostilidad. Y finalmente, la competencia con China, que avanza en la región con créditos e inversiones.
Las instituciones financieras manejan otros criterios.
Un informe de Bank of America indica que la nueva meta fiscal «enfrenta grandes riesgos de implementación» dado el «espiral» recesivo y político, y considera que «la incertidumbre sigue» sobre la viabilidad de los recortes en el gasto público. «Es probable que la recesión este año se profundice debido a las medidas de austeridad,
la crisis cambiaria y las tasas de interés más altas, afectando la recaudación del Gobierno. El malestar social y las tensiones políticas (incluso dentro de la coalición) pueden amenazar la sustentabilidad del ajuste y afectar la imagen del Gobierno».
Otro informe, del banco de inversión JP Morgan, remarcó que el nuevo ajuste fiscal es «aún más difícil» que el original y remarcó que, aun con un aval del Fondo para adelantar los desembolsos previstos en el acuerdo stand-by, el Gobierno necesitará buscar unos US$ 4500 millones en el mercado el año próximo. La consolidación fiscal más rápida implica un ajuste aún más difícil que el originalmente planeado, ya que la recesión es probable que sea más prolongada de lo esperado».
Antes que se conociera el nuevo paquete fiscal, el banco de inversión UBS advirtió en un informe a inversores que la «profundización de la crisis de confianza» hacia la Argentina era un llamado a tomar un «remedio amargo». El informe abogaba por una búsqueda adicional de apoyo financiero internacional; cambios en el gabinete que concentraran el diseño de las políticas macroeconómicas en una sola persona; Y una mejor comunicación con la gente y los inversores, una crítica recurrente y cada vez más fuerte hacia el Gobierno».
El análisis de UBS dejaba por sentado en una línea una de las dudas centrales que reinan entre los inversores: «El rango de posibles resultados para las próximas elecciones presidenciales es más amplio que nunca».