Las cosechas, los insectos y el calentamiento global

Un gusano elotero. Muchos insectos tienen más hambre y se reproducen con mayor rapidez en temperaturas más cálidas. Credit Scott Camazine/Science Source

El prestigioso diario New York Times está haciendo sonar la alarma del calentamiento global. Como buena parte de los medios masivos en todo el mundo (en nuestro país, Clarín publica las notas de Marina Aizen, por ejemplo). Nada extraño en esto; también buena parte de la comunidad de científicos del clima está de acuerdo en que la amenaza es muy seria.

En AgendAR decidimos acercar a nuestros lectores este reciente editorial del Times porque el tema es profundamente relevante para el agro argentino. Hasta hace no muchas décadas atrás, las explotaciones tradicionales de nuestro campo no tomaban en cuenta la ecología. Después de todo, era inmenso, sobre todo comparado con Europa. Ya no es así: es parte de un planeta pequeño.

«Desde que los humanos aprendimos a cultivar alimentos, criaturas como el gusano elotero, el gorgojo del grano y la mosca de la semilla del poroto se han alimentado con nuestras cosechas. En todo el mundo, las plagas de insectos consumen hasta el 20 % de las plantas que los humanos cultivan como alimento, y esa cantidad aumentará conforme el calentamiento global haga que los insectos tengan más hambre, de acuerdo con un estudio publicado el 30 de agosto en la revista Science.

  • Eso podría incitar a los productores a usar más pesticidas, lo que a su vez podría causar más daño ambiental, señalaron los científicos.

Por cada grado Celsius que las temperaturas aumentan por encima del promedio histórico global, la cantidad de trigo, maíz y arroz que se pierde a causa de los insectos aumentará de un 10 a un 25 por ciento, según el estudio. Las regiones agrícolas templadas, como las de Estados Unidos y Europa oriental, serán las más afectadas, dice el estudio.

(Las dos grandes llanuras agrícolas argentinas, la Pampa Húmeda y más aún la Chaqueña, por su continentalidad, estarán dentro de los ecosistemas perjudicados).

El Acuerdo de París está diseñado para mantener el calentamiento por debajo de los dos grados Celsius, pero todos los países del mundo están muy lejos de cumplir esa meta.

Al consumir una cantidad tan grande de cultivos en el campo, “los insectos han acabado aproximadamente con una de cada ocho hogazas de pan antes de que siquiera se produzca”, dice Curtis Deutsch, profesor de Oceanografía Química en la Universidad de Washington y autor del estudio. “Si la temperatura aumentara cuatro grados, lo que normalmente predicen los modelos climáticos para cuando termine este siglo, eso equivaldría a que los insectos consuman dos de nuestras ocho hogazas de pan en vez de una”.

“Esa hogaza de pan que perdemos actualmente, de cada ocho, ya refleja lo que podemos hacer para manejar las pérdidas de los cultivos a causa de los insectos. Los pesticidas podrían ayudar en los lugares donde todavía no se utilizan pero, en otras regiones, realmente se cuestiona si ya llegaron a su máxima eficacia o no”, comenta. Los insectos desarrollan rápidamente tolerancia ante las fórmulas más usadas. Es una carrera armamentista química, y son más rápidos que nosotros.

Las temperaturas más altas aceleran el metabolismo de muchos insectos, por lo que comen más. Sus ciclos de vida también se hacen más veloces, así que los insectos se reproducen más rápido. Ambos efectos reducirían el rendimiento de los cultivos mientras la población humana sigue aumentando, lo cual tensaría aún más la cadena de suministro de alimentos en todo el mundo, señala el estudio.

Para llegar a sus cálculos, Deutsch y sus colegas utilizaron modelos estadísticos que simulan los efectos del calentamiento global en la alimentación y la reproducción de los insectos. Se enfocaron en cultivos de trigo, maíz y arroz porque conforman el 42 por ciento de las calorías que consumen directamente los seres humanos.

Otros factores podrían ayudar a mitigar la pérdida de cultivos. Los insectos beneficiosos también podrían prosperar en un clima más cálido, dijo Michael Hoffmann, profesor de Entomología y director ejecutivo del Instituto Cornell para las Soluciones Climáticas Inteligentes, quien no participó en el estudio. Esos insectos podrían acabar con “parte de las plagas, para que el daño no sea tan grave como lo sugieren en este momento”, explicó Hoffmann.

Aun así, las temperaturas más altas pueden ser malas noticias para los cultivos sedientos, independientemente de la actividad de los insectos. Un estudio publicado el año pasado en la revista Nature Communications halló que las presiones de las temperaturas veraniegas aumentadas podrían llevar a un declive significativo de los cultivos agrícolas. La ola de calor europea de este verano, que coincide con patrones de cambio climático, redujo la producción de granos de Alemania aproximadamente un 20 por ciento.

Ese estudio encontró que la irrigación mejorada podría compensar por lo menos algunas de las pérdidas. Sin embargo, queda menos claro si los insecticidas podrían ayudar a evitar la propagación de pestes

Deutsch afirma que la verdadera solución es reducir drásticamente el nivel de gases de efecto invernadero que emitimos los humanos«.

Para ver el artículo original en Science, pueden cliquear aquí.

VIANYTimes