Ledesma, la gran empresa dedicada a la producción y procesamiento de caña de azúcar y alcoholes está enfrentando una situación delicada. Tuvo que vender el 40% del capital social de su controlada Glucovil a Cargil, para cancelar pasivos.
La emblemática azucarera tiene el 66% de sus deudas en dólares y apenas el 20% de sus ingresos son en moneda extranjera, por las exportaciones. El grueso de sus ventas depende de un alicaído consumo interno.
Al mismo tiempo, la devaluación la favoreció, ya que la mayoría de sus egresos son en pesos. Pero las necesidades de financiación hacen que el pasivo la condicione.
En esto, su situación es la de las empresas agroexportadoras en general. El tipo de cambio alto -el actual lo es, aunque no tan alto como el de los años 2002 a 2006- hace que su operación sea rentable. A menudo, para las que exportan la totalidad de su producto, muy rentable. Pero las altas tasas con que deben pagar su capital operativo, las «apretan» tanto como a cualquier pyme enfocada en el mercado interno.