El tema de los alquileres es uno de los problemas tradicionales en la sociedad argentina. Y también, seamos realistas, en la mayoría de las sociedades occidentales. En nuestro país se ha agravado en los últimos años al hacerse cada vez más difícil el acceso a la vivienda propia. Pero además los aspirantes a inquilinos denuncian requisitos exagerados y los costos que implica la firma de un contrato.
Por eso el Gobierno incluyó en el reciente conjunto de medidas encaminadas a recuperar la aprobación de sectores de las numerosísimas clases medias argentinas -con el menor costo para su política económica- un proyecto de reforma de la Ley de alquileres, con cambios que apuntan a mejorar las condiciones del locatario.
La iniciativa que impulsa el Ejecutivo toma como base el proyecto que tiene media sanción del Senado e incorpora una iniciativa del diputado oficialista Daniel Lipovetzky. Además, suma distintas modificaciones que se vienen analizando entre distintas organizaciones de inquilinos junto a equipos técnicos del Gobierno. La ley vigente, con mínimas reformas posteriores, data de 1984.
Los cambios relevantes que impulsa el Gobierno son:
– Amplía la posibilidad de utilizar otras opciones de garantías, como la bancaria, más allá de la que requiere el aval del propietario de un inmueble no bien de familia para acceder a un alquiler. (Esto abre también un nuevo nicho de negocios para los bancos).
– Regula la forma para actualizar la cuota, que será cada 6 meses, según el promedio entre el Índice de Precios al Consumidor que mide el INDEC y la variación salarial.
– Aumenta de 2 a 3 años el plazo mínimo en los contratos de alquiler de viviendas.
– Regula el pago de comisiones, depósitos y adelantos. La comisión inmobiliaria la abonará solo el propietario.
– Las expensas extraordinarias quedarán a cargo del propietario, sin excepciones.
– El inquilino podrá dejar el inmueble dos meses antes de la finalización del contrato sin pagar multa.
Para acceder al texto completo del proyecto en debate en el Congreso, cliquee aquí.