Argentina, en medio de una pulseada entre EE.UU. y China

(Nos parece importante acercar a nuestros lectores alguna información que el periodista Martín Dinatale publicó ayer en Infobae. Porque China es un cliente y un inversor clave en Argentina. Y no es necesario subrayar el papel que cumplen los Estados Unidos en nuestra economía. Entonces, cualquier parte del conflicto de intereses entre esas dos Grandes Potencias es de vital interés para nosotros. También vale la pena tomar en cuenta, por supuesto, que operaciones y trascendidos periodísticos son parte de las herramientas de ese conflicto).

«Argentina desató un cortocicuito diplomático entre China y EE.UU. en la Comisión Permanente de Desarme de Naciones Unidas al sugerir que las estaciones espaciales diseminadas en todo el mundo sean sometidas a un rígido sistema para evitar la intercepción de satélites.

El origen de esta polémica, en el caso de nuestro país, es la base de avistaje lunar que el gobierno chino instaló desde el 2015 en Neuquén y que la administración de Donald Trump habría alertado en reserva sobre su eventual uso dual y su posible potencialidad para interceptar satélites.

El entredicho diplomático de Washington y Beijng ocurrió el 11 de septiembre pasado en Ginebra pero sólo se conoció la semana pasada cuando un grupo de legisladores argentinos del oficialismo y la oposición, liderado por el presidente provisional del Senado Federico Pinedo, visitó las dependencias de la ONU en Suiza.

Durante la reunión anual de la Comisión Permanente para el Desarme se dio el cruce entre China y Estados Unidos, promovido inusitadamente por Argentina. Según consta en las actas de esa conferencia, bajo el rótulo «Prevención de una carrera de armamentos en el espacio exterior», la delegación argentina que encabeza el embajador Carlos Foradori planteó la necesidad de acordar un programa de prevención y limitación a las estaciones espaciales por su eventual potencial para interceptar satélites.

La preocupación viene de arrastre. Cuando llegó al poder en el 2016, Mauricio Macri exigió a la administración de Xi Jinping firmar un anexo al acuerdo: que la estación situada en la localidad de Bajada del Agrio sobre 200 hectáreas manejadas y controladas por el Ejército Popular de China sea para «uso pacífico». China aceptó firmar esa adenda pedida por Macri.

Sin embargo, tanto el gobierno de Trump como los de algunos países europeos plantean que la base de Neuquén podría interceptar satélites en el futuro inmediato por medio de la antena de más de 70 metros allí instalada.

La base de Neuquén no es la única estación espacial en el mundo que podría tener un uso dual, y el tema surgió sin que la Argentina diera un nombre concreto alguno durante el debate de la ONU en Ginebra. Hubo una larga discusión de más de 45 minutos sobre el tema. Nuestra delegación propuso la necesidad de imponer restricciones de desarme a las bases espaciales. Estados Unidos y el Reino Unido avalaron la iniciativa argentina. Pero se planteó una férrea oposición de China avalada por Rusia.

En el punto II, 7 del acta de esa reunión y bajo el título de «Amenazas» se dejó en claro que «algunas delegaciones expresaron la grave preocupación por la búsqueda y el uso de sistemas (ASAT) con capacidades». Para ello, se planteó «prevenir el desarrollo y prueba de esas capacidades incluyendo a aquellos con base terrestre como una cuestión de urgencia».

Los delegados de Estados Unidos y el Reino Unido sostuvieron como «amenazas» el «atasco, cegamiento, colisión como arma» de los satélites interceptados desde bases espaciales. También hubo expertos de esos países que allí mencionaron el uso de la «guerra electrónica» al evaluar que los satélites pueden verse afectados en su funcionamiento por el uso de rayos láser para dañar los sensores ópticos y la posibilidad de que se usen objetos espaciales de servicio por satélite para mover o dañar objetos espaciales.

También quedó plasmado en el acta de ese debate que «la tecnología detrás de al menos algunas bases espaciales son de doble uso por naturaleza. Hay sistemas que tienen usos legítimos, beneficiosos pero que también son inherentemente capaces de ser utilizados para interferir con el espacio de otros operadores de sistemas».

La delegación de la Argentina habría solicitado que se añadiera en el informe de la Comisión Permanente de Desarme una referencia «relativa a la necesidad de prevenir el desarrollo de capacidades de observación desde una base terrestre susceptibles de ser utilizadas con propósitos antisatélites».

Finalmente, el debate quedó trunco y se resolvió postergar cualquier decisión para el futuro.

Hasta ahí, la información sobre los debates en una dependencia de la ONU. A continuación, la nota de Infobae hace referencia a «una calificada fuente del Ministerio de Defensa», según la cual que el ministro Oscar Aguad planteó esta preocupación al más alto nivel y tiene sospechas de actividades no autorizadas por la Argentina en esa base china en Neuquén, manejada por el Ejército Popular.

Por el momento no se evalúa un pedido formal para controlar esa estación espacial aunque en el Ministerio de Defensa aseguraron sin vueltas: «es evidente que no podemos desconocer lo que otro país hace en nuestro territorio».

El tema genera un debate interno en el Gobierno entre el Ministerio de Defensa y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) que por el acuerdo sellado con China tiene posibilidad de uso de esa antena durante una hora y 40 minutos diarios pero no puede interferir en su administración y uso.

El jefe de Gabinete Marcos Peña expresó en junio de este año en un informe escrito que emitió al Congreso que la CONAE apoya al Programa Chino de Exploración Lunar (CLEP) que entró en operación en abril de 2018, para «brindar apoyo durante el lanzamiento del satélite lunar de comunicación remota, QueQiao -etapa preliminar antes del lanzamiento de la misión Chang-E 4, prevista para fin de este año».

Además, Peña aclaró en la respuesta escrita que dio al Congreso que la CONAE «está trabajando en la formulación de un Llamado de Oportunidad, tendiente a convocar a la comunidad científica de cara a la proposición de diferentes proyectos de uso técnico de la infraestructura disponible» para que en el futuro los recursos humanos de la Argentina que tomen intervención en la estación de China «reciban cursos de entrenamiento correspondiente en el uso del equipamiento de la Estación». No se menciona el control de la base.

En el informe del jefe de Gabinete al Congreso se detalló que los proyectos de la estación espacial de China en Neuquén «son comunes a realizar con la estación DS3 de la ESA (de la Unión Europea) en Malargüe, por ser ambas estaciones muy similares».

También dice Infobae que durante la reciente visita a la Argentina del jefe del Pentágono James Mattis, el militar norteamericano planteó categóricamente la preocupación de Washington sobre este tema. Durante una reunión en el Ministerio de Defensa con Aguad, los representantes del Estado Mayor Conjunto y miembros del gabinete de Macri se habló del tema abiertamente y con tono de advertencia de parte de Washington.

La nota incluye una referencia a una desmentida del jefe del Comando Sur estadounidense, almirante Tidd, sobre una base militar de los EE.UU. en Neuquén. «Lo explicamos muchas veces. Se trata de un Centro de Respuesta a Crisis Humanitarias que fue solicitado. Está enfocado en atender a civiles ante una catástrofe humanitaria». Y afirma que volvió a deslizar la preocupación de Estados Unidos sobre el avance de China en la región.

La conclusión de Infobae es que el debate entre China y Estados Unidos en el Comité Permanente de Naciones Unidas fue una muestra clara de que el tema es preocupante, que hay reacciones defensivas y que son muchos los que exigen al Gobierno que tome medidas respecto de los controles en el futuro inmediato sobre la base de Neuquén.

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