«Preocupa al Fondo Monetario el deterioro de la economía. Responsabilizó al gobierno de Macri por la situación del país y dio señales de su inquietud por la recesión y la posibilidad de un estallido social hacia fin de año».
Este subtítulo introductorio no es nuestro. Es el que puso La Nación a una nota de Rafael Mathus Ruiz sobre el informe de la situación argentina preparado por los técnicos del F.M.I. En AgendAR ya hicimos accesible el texto íntegro de ese informe aquí. En todo caso, el resumen que hace el periodista es correcto. Pero resulta llamativo que La Nación ponga tanto énfasis en un informe muy crítico del oficialismo.
Igual, es un buen resumen, y se lo acercamos a continuación. Pero hay un punto importante en el que discrepamos, y lo señalamos al final.
Con críticas al Gobierno por el manejo de la crisis, al que le achacó parte de la responsabilidad por el mayor deterioro de la economía, el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró sus pronósticos para la Argentina y dejó saber su preocupación por la posibilidad de un estallido social a fin de año, ante el cóctel de una recesión peor a la prevista y una inflación cercana al 50% anual. El Fondo prevé que la economía rebotará en el segundo trimestre del año próximo y trazará una «V», pero, así y todo, el producto bruto interno (PBI) caerá un 2,8% este año, y un 1,7% más en 2019, según los pronósticos del informe del staff que fue difundido ayer, luego de la aprobación por parte del directorio ejecutivo del nuevo acuerdo standby, que elevó la asistencia financiera a 56.300 millones de dólares. Ambas cifras son peores a las presentadas hace apenas unas semanas en el Panorama Económico Mundial (WEO, según sus siglas en inglés).
Ante ese diagnóstico, funcionarios del Fondo reconocieron que siguen la situación social con preocupación cuando se les preguntó, en una conferencia telefónica, por la posibilidad de que despunten protestas por la crisis en diciembre, un mes difícil en la Argentina.
«Esa es una preocupación que está muy presente en nuestra mente, y no solo sobre diciembre».
Por eso, uno de los aspectos del programa que se preocuparon por destacar tanto en el Fondo como en el Gobierno fueron las cláusulas para proteger el gasto social en medio del fuerte ajuste fiscal.
El staff remarcó el «fuerte respaldo» del Fondo al gobierno de Mauricio Macri y elogió la respuesta «redoblando los esfuerzos de reformas». Pero también dejó entrever críticas al Gobierno por el manejo de la crisis. El informe señala tres motivos por los cuales la crisis empeoró. Una de las razones es la «nueva oleada de volatilidad» que golpeó a los mercados emergentes. Otro de los motivos fue la causa de los cuadernos de las coimas.
«Finalmente, los mercados han dudado del compromiso de las autoridades con el programa», agregó el staff en su informe, y le dedicó una oración aparte al Banco Central: «Esto refleja en parte una estrategia de comunicación inicialmente tímida en torno al plan de estabilización, así como una estrategia de intervención de divisas poco clara y, a veces, inconsistente del Banco Central».
En otro tramo del informe, el staff señaló que el enfoque del Banco Central para el dólar «en los últimos meses» -una referencia que pareció dirigida a la gestión de Luis Caputo- «careció de un objetivo claro y ha resultado en una pérdida excesiva de reservas, haciendo poco para abordar las condiciones desordenadas del mercado».
Pero el staff también dejó entrever una crítica, un tanto más sutil, al Ministerio de Hacienda, que conduce Nicolás Dujovne, y que refleja una idea que deambula en el Fondo: el ajuste fiscal, que descansa en gran medida en aumentos de impuestos que el propio oficialismo ha criticado, es de baja calidad. Una oración: «El staff continuará trabajando con las autoridades a lo largo del programa para mejorar la calidad de la consolidación fiscal y hacerla lo más amigable y duradera posible».
Las proyecciones del staff del Fondo también prevén que la deuda pública llegue al 81% del producto bruto interno (PBI) este año para luego bajar, y anticipan, además, una apreciación real del peso hacia fines de 2020, luego de la fuerte depreciación que sufrió la moneda este año. En el Fondo creen que la inflación bajará de manera muy marcada el año próximo, pero funcionarios del organismo también indicaron que uno de los riesgos que enfrenta el programa es que la suba de precios ceda a un ritmo menor al esperado.
Otro riesgo del programa es si se produce un nuevo coletazo a los mercados emergentes, un escenario imposible de anticipar, pero que en el Fondo no descartan frente a la volatilidad que aún muestra el contexto internacional».
Nuestra discrepancia con lo que antecede es en el énfasis que pone el Fondo en la imagen convencional del «estallido social». Que se reforzaría desde acá con el habitual espantajo de los tumultos de diciembre.
Entiéndase, no es que ignoramos la muy grave situación social en el Gran Buenos Aires y en otras áreas urbanas y rurales. Y contemplamos la posibilidad que ese malestar estalle. No se podría culparlos, por cierto.
Pero… ningún gobierno ha caído en Argentina, por un «estallido» de los sectores más humildes. Son los relativamente prósperos, que ven descender de golpe sus ingresos reales y nublarse su futuro, los que hacen retroceder a los planes de ajuste. Así sucedió en la larga recesión del 2° mandato de Menem, en la crisis del 2001… Ese nuevo malestar, o aparentemente nuevo, el que se percibe en Argentina.