Tal como informara AgendAR en exclusiva, junto a un puñado de medios locales patagónicos, en Vaca Muerta hubo un grave derrame de petroleo.
Entre el viernes y sábado de la semana antepasada se produjo un surgimiento o blowout en el área de Bandurrias Sur, en el pozo conocido como La Caverna 26. Es la emergencia de una columna mixta de hidrocarburos líquidos y gaseosos, amén de lodos de perforación y grandes cantidades de agua mezclada con surfactantes (detergentes) y arena.
El derrame de 36 horas afectó un total de 45 hectáreas, 8 de ellas de manera directa mientras que las restantes 37 tuvieron mediana y baja afectación. Según la Secretaría de Ambiente neuquina y otras fuentes que recorrieron el yacimiento, el flujo viscoso impactó la flora pero no a la fauna del desierto de la Cuenca Neuquina.
Sobre esto ultimo se puede dudar: es primavera, en la estepa hay arbustos con nidos llenos de pichones recientes, y bastantes animales cavadores, desde mulitas a zorrinos. Pero los bichos empetrolados no declararon ante la Secretaría de Ambiente.
Tampoco hubo población que sufriera las consecuencias inmediatas del incidente. Queda a saberse si éste puede tener algún impacto de largo plazo sobre la hidrología subterránea de esa zona árida. Por lo pronto, el pastoreo ovino del lugar se ha vuelto imposible porque la escasa vegetación comestible (festucas, hojas recientes de arbustos xerófilos) también está empetrolada. Si los dueños de las ovejas hicieron denuncias, no hay constancia. La población rural patagónica, por frustrante experiencia, evita tener líos con las petroleras.
En las próximas 24 horas, AgendAR publicará un informe sobre las características de la explotación -el «fracking»- que resultó en este derrame.