Wall Street se traslada a China

Los mercados bursátiles chinos disponen de activos por US$12 billones — son los segundos del mundo después de los norteamericanos— y se han abierto a la inversión trasnacional desde hace un año a través de la Bolsa de Hong Kong.

El resultado ha sido que el total de activos en renminbi en manos extranjeras alcanzaron US$462.000 millones en septiembre de 2018 (+ de US$122.500 millones respecto a 2017). China ha recibido en un año más capitales foráneos vía bursátil que el total de flujos de inversión extranjera directa que ha obtenido en 2018 (US$91.800 millones).

Es un adelanto de lo que viene a partir de abril de 2019, cuando 386 bonos emitidos por firmas de la República Popular se incorporen al Índice Bloomberg Barclays Global (BBG Index), en donde representaran sólo 5,5% del total. También a partir de abril los títulos chinos se incorporan a los Índices JP Morgan de Mercados Emergentes (JP GBI – EM) y Citi Mundial (WGBI) en una proporción semejante. Se estima que los activos bursátiles chinos en manos de inversores extranjeros alcanzarían US$2,5 billones, o más, al concluir 2019.

Según nos dice el entusiasta analista Jorge Castro, la apertura de los mercados bursátiles chinos a la inversión trasnacional es parte de la drástica incorporación de la economía de la República Popular al mercado mundial anunciada por el presidente Xi Jinping en abril de este año (Foro de Boao).

El líder chino anunció allí que China recortará 10 puntos los derechos de importación de automotores en 2018, que pasan de 25% a 15%, con una mayoría inmediata del capital extranjero en las compañías bursátiles, sumado a que se eliminan en un plazo de 3 años todo tipo de restricciones para la inversión extranjera en la industria manufacturera de la República Popular.

Por eso, la protección de la propiedad intelectual se convierte en China en una cuestión crucial del Estado; y se crea una Oficina de Vigilancia y Ejecución con poderes reforzados dependiente en forma directa del presidente Xi Jinping.

Se trata de la defensa del “capital intelectual”, que es la categoría decisiva del capitalismo avanzado, en que el proceso de acumulación se funda en forma excluyente en el conocimiento.

De ahí que se desregule y abra a la inversión extranjera la totalidad del sistema de telecomunicaciones, incluyendo la superintensiva Internet móvil denominada 5G, que abarcaría a 480 millones de usuarios en 2021, para duplicarse 5 años después.

Lo que está en marcha en China es el proceso de apertura más drástico y radical que ha realizado desde 1978, cuando Deng Xiaoping volcó el sistema a la globalización. La política liderada por Xi Jinping expresa en su extraordinaria radicalidad el vuelco de China —y el mundo— a la nueva revolución industrial, la cuarta del capitalismo.

El objetivo de Xi Jinping es transformar a la República Popular en su primer Centenario (1949 / 2049) en una superpotencia moderna, absolutamente integrada al mundo, intensamente innovadora y profundamente justa (“socialista”); y así reencontrar su destino de grandeza, resultado de 5.000 años de historia, como el “Imperio del Medio” del siglo XXI.

VIAClarín