El actual ministro de Ciencia, Tecnología, Innovaciones y Comunicaciones del Brasil, Gilberto Kassab, anunció que defenderá ante el gobierno de Jair Bolsonaro, la permanencia de Telebras como empresa estatal, así como su responsabilidad sobre la operación del satélite geoestacionario brasileño.
Kassab afirmó que “un gobierno bien intencionado va a entender que los servicios prestados por Telebras no los puede realizar ninguna otra institución pública o privada”.
Para los lectores que no están familiarizados con la realidad brasileña: Telebras era el nombre del gigantesco monopolio estatal brasileño de comunicaciones, en el orden de la argentina ENTEL (y con la misma imagen de ineficiencia).
En 1998 fue dividido en 12 compañías separadas (las «Baby Bras») y privatizadas, durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
Una de ellas, que conservó el nombre de Telebras, fue encargada por el gobierno brasileño a partir de 2007 de extender una red de fibra óptica por su extensísimo territorio. Y en 2017 se hizo cargo del SGDC-1 (Satélite Geoestacionário de Defesa e Comunicações Estratégicas 1). También, muy aproximadamente, en la línea de nuestra ARSAT.
Gilberto Kassab es ministro en el gobierno encabezado por Michel Temer, no exactamente estatista ni populista. Pero en Brasil algunos de sus sectores dirigentes parecen estar más conscientes de que el papel de las empresas estatales no es convertirse en «elefantes blancos» y sí servir de punta de lanza para el desarrollo tecnología nacional en proyectos que son demasiado a largo plazo para ser encarados por el capital privado. Veremos como termina esta historia.