La devaluación que se produjo en estos seis meses -de un dólar a $ 20 a uno de $ 37- provocó, entre muchas otras cosas, un grave problema a las compañías que tenían, tienen deuda en dólares, naturalmente.
Pero también a las que no poder actualizar sus activos a la par de los aumentos de precios, tienen patrimonio neto negativo en sus balances del tercer trimestre, presentados en estos días en la Bolsa. Este fenómeno es similar al que se dio en 2002, tras la crisis que generó en las empresas la salida de la Convertibilidad.
Patrimonio neto negativo es cuando la compañía tiene más pasivos (deudas) que activos (bienes). Y, según la ley de sociedades, es una de las causas que llevan a la disolución de una sociedad. El problema fue tan grande en 2002, que el Gobierno llegó a suspender por un tiempo ese artículo para evitar el fin de varias firmas.
Aquí hay también una disputas por impuestos. Hace tiempo que las empresas reclaman al Gobierno poder actualizar sus estados contables por la inflación. El Gobierno aprobó un ajuste a partir de julio de este año, pero todavía no salieron las normas que permitan a la Comisión Nacional de Valores (CNV) y a la Inspección General de Justicia recibir balances con estos ajustes. Esos son dos de los organismos en los que las empresas están obligadas a presentar sus resultados.
Cuando el patrimonio neto es negativo y los accionistas no quieren que la sociedad se disuelva, lo que hay que hacer de acuerdo a la ley es un aporte de capital de los socios o la venta de activos. Eso es lo que está evaluando, por ejemplo, la petrolera Medanito, de capitales nacionales. La empresa informó a la CNV que el patrimonio neto negativo llegó a $ 1.609 millones en el tercer trimestre. «La sociedad y sus accionistas están analizando distintas alternativas estratégicas entre las que se incluyen la venta de ciertos activos estratégicos y un aporte de capital que mejoren su estructura financiera y patrimonial».
Otra empresa que informó patrimonio neto negativo es Desarrolladora Energética (DESA), la casa matriz de las eléctricas bonaerenses Edelap, EDEN, EDEA y EDES y la salteña EDESA. El rojo llegó a $ 6.900 millones.
También la empresa de biotecnología Bioceres se encuentra en esta situación, aunque el patrimonio neto solo fue negativo en $ 6 millones. Y Petrolera del Conosur, la filial de la venezolana PDVSA, con $ 170,4 millones.
El patrimonio negativo muchas veces no condice con la realidad, porque los activos de las empresas valen más que lo que dicen los balances. Pero afecta, por ejemplo, a la hora de salir a financiarse.
Los balances siguen llegando y es muy probable que estas no sean las únicas grandes compañías con desajustes en sus números. Habrá que ver, sin embargo, cuántas de estas situaciones son solo contables y cuáles esconden un problema financiero.