Con casi dos dígitos de desempleo, más de 1,6 millones de desocupados y 7,4 millones de personas que son potencialmente activas, además de 5 millones que tienen un empleo no registrado y 400.000 monotributistas sociales, el 81% de las pymes industriales buscan contratar a operarios calificados y técnicos no universitarios (especialistas en electricidad y metalmecánica, por ejemplo).
Así lo indica un informe de la Fundación Observatorio Pyme (FOP). «Es la manifestación más clara del problema estructural que tenemos», dice Vicente Donato, director ejecutivo de la FOP. «Hay una caída de la búsqueda de trabajadores por la recesión, pero al mismo tiempo 26.000 empresas que emplean a entre 10 y 200 trabajadores, lo que llamamos la clase media industrial, no pueden contratar los perfiles que necesitan».
¿Qué requieren las empresas? Algo de experiencia, competencias técnicas y habilidades blandas (comunicación, capacidad para trabajar en equipo, responsabilidad y compromiso). Yolo un 28% de las compañías manifiestan que los salarios que ofrecen están por debajo de la demanda de los candidatos.
Las prácticas de formación profesional son una herramienta para capacitar en el trabajo de manera complementaria a la educación formal. La Ley de Educación Técnico Profesional 26.058, reglamentada en 2013, establece que los estudiantes del último año de las escuelas técnicas necesitan acreditar 200 horas de prácticas profesionalizantes en empresas o ambientes reales de trabajo, para poder graduarse.
«Es un avance», dice Donato. Pero advierte que hay que construir puentes entre las empresas y las escuelas. «Necesitamos que se conecten mejor. Hoy están totalmente desconectados».
Es por eso que, según el informe de la FOP, el 85% de las firmas considera importante promover una mayor vinculación entre las instituciones de educación técnica profesional (escuelas técnicas, institutos superiores y centros de formación profesional) y las empresas, y al 50% también le interesaría recibir estudiantes bajo la modalidad de prácticas profesionalizantes.
«Tenemos suficientes escuelas técnicas , pero no una sistemática conexión de escuelas con empresas. La escuela técnica es el motor para profesionalizar a las pymes industriales», agrega el directivo de la Fundación.
El proyecto de ley de formación laboral duerme en el Congreso. Allí se sugiere la
implementación de prácticas formativas y pasantías a partir de los 18 años. Un probleman es que en la Argentina quedó el estigma de los llamados «contratos basura» de los años 90.