Mientras más de 50 municipios de todo el país legislaron prohibiendo o controlando el uso de pirotecnia, un reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de Buenos Aires les puso un freno. Declaró inconstitucional la Ordenanza número 220/15 de la Municipalidad de General Alvarado (Miramar) que prohibía su uso en esa jurisdicción. Con este fallo en mano, la Cámara de Empresas de Fuegos Artificiales (CAEFA) promete intimar al resto de los municipios para que revean la medida.
Mario Ruschin, presidente de CAEFA -que agrupa a 14 empresas importadoras y fabricantes- redobla la apuesta. «Ninguna ordenanza municipal puede ir contra la ley nacional 20429 que nos regula. Un fallo de tal magnitud frena cualquier prohibición, ahora las empresas damnificadas pueden recurrir a la justicia e iniciar acciones por lucro cesante. Si los municipios no revén las medidas, los vecinos van a tener que afrontar con plata de sus impuestos los diferentes fallos desfavorables», amenaza el presidente de la empresa Cadenaci.
El diputado nacional y ex intendente de Bolívar, Eduardo «Bali» Bucca presentó un proyecto para regular el uso y distribución de artículos de pirotecnia sonora superior a los 84 decibeles.
En la última década fueron presentados varios proyectos similares, pero varias ONG insisten en que el lobby es tan fuerte, que no se han podido tratar. El médico y legislador Bucca explica que el ruido elevado daña y la pirotecnia se convierte en pesadilla para bebés, niños, adultos mayores y mascotas.
Los más afectados son aquellas personas que sufren Trastorno del Espectro Autista (TEA), y Trastorno Generalizado en Desarrollo (TGD), especialmente afectados porque suelen tener una percepción de lo auditivo que sobrepasa la del resto del aparato sensorial, y los sume en un caos mental aterrador. Actualmente en Argentina las estadísticas de la Asociación Argentina de Padres de Chicos con Autismo (APAdeA) calcula que alcanzan a 400.000 personas, y los estampidos de diciembre a muchos les producen una angustia equiparable a la de un «ataque de pánico» según su definición psiquiátrica.
El rubro cuenta con 2.000 puestos de trabajo directo y esto se multiplica varias veces si se cuenta a los puestos indirectos. El 80 % de los productos se importan de China, por eso Ruschin adelanta que los precios aumentaron un 60 %.