Factores económicos y tecnológicos que se entrecruzan, tales como investigación de vehículos autónomos mayor eficiencia de las baterías, la inteligencia artificial y una mejor comunicación vía satélite, pueden ser la incubadora adecuada para potenciar el desarrollo de los autos voladores, según aseguran gente tan poco dada al fantasía como los analistas de Morgan Stanley.
«Si es optimista con los automóviles autónomos, es hora de comenzar a mirar los aviones autónomos», afirmaron los analistas, entre los que se incluyen Adam Jonas, Ravi Shanker y Rajeev Lalwani, en una nota de investigación. En muchos sentidos, un avión es «un problema de software más fácil de resolver que un automóvil autónomo», escribieron, y señalaron que los drones se han utilizado en el ejército durante años y ahora se están probando para la entrega de paquetes.
Los titanes de la industria de la tecnología llevan años incursionando en el campo. El cofundador de Google, Larry Page, respalda a Zephyr Airworks, un emprendimiento de autos voladores; mientras que Uber Technologies Inc., Boeing Co. y Airbus SE, se han unido a un grupo dirigido por el gobierno japonés para llevar vehículos aéreos al país en la próxima década.
Los analistas señalaron que Lockheed Martin Corp. está invirtiendo en vehículos de despegue y aterrizaje verticales (VTOL) eléctricos y autónomos. Es probable que Northrop Grumman Corp. también esté involucrada, mientras Raytheon Co. y Harris Corp. están impulsando la tecnología de control del tráfico aéreo.
El efectivo también ha estado fluyendo a los emprendimientos. Page ha financiado a varios aspirantes a autos voladores, mientras que Sebastian Thrun –el fundador de Google X y el equipo de auto-conducción de Google– ha apoyado a Kitty Hawk y sus compañías subsidiarias Cora y Flyer.