El índice de «riesgo país» de los títulos del Estado nacional, elaborado por el JP Morgan, volvió a subir ayer jueves 27 y llegó hasta 837 puntos. Para ponerlo en contexto, recordemos que cuando empezó este año marcaba 351 puntos. La Argentina está en el podio de los países más riesgosos, en lo financiero, del planeta.
El gobierno no trata de minimizar este hecho, pero hace un gran esfuerzo -se nota en que la misma versión, con las mismas palabras, se repite hoy en medios gráficos habitualmente bien diferenciados- para instalar que se trata de «incertidumbre electoral».
Creemos que asumir esa explicación lleva a un grave error, y nos sentimos obligados a reproducir reflexiones que ya hicimos el 14 de diciembre.
La suba del riesgo país significa que el precio de los bonos soberanos -los emitidos por el Estado- argentinos baja. Son las dos caras de la misma moneda. Si el precio de los bonos argentinos baja, es porque los inversores, y los especuladores, los están vendiendo. ¿Por qué vendería alguien un bono argentino que le da un beneficio del 10% anual en dólares o más? ¿No le convendría seguir sosteniendo esa inversión dado que el riesgo de default del bono está descartado por el préstamo del FMI?
Los inversores venden sus títulos porque consideran que el riesgo está instalado en la Argentina. En rigor, el plan económico y financiero está reproduciendo las condiciones que generan incertidumbre.
Los inversores venden porque ven que las políticas del gobierno no están funcionando. La economía sigue profundizando la recesión. Hay mayor pobreza (33,6% según un informe reciente) y una inflación con un piso para los próximos 12 meses de un 30%. La tasa de interés en niveles del 60% anual garantiza mayor desempleo para los próximos meses. La cotización del dólar trepa nuevamente en la zona de los $ 40 mientras la fuga de capitales promedia los u$s 180 millones por día.
Con todo, lo más preocupante no son estos datos sino el rumbo que parece tomar el gobierno, esto es, la idea de que la única posibilidad de “normalización” de la economía debería venir por la oportunidad de volver a tomar deuda de los mercados financieros internacionales.
Entonces, la raíz de la suba del riesgo país no surge de componentes lejanos como puede ser una pulseada electoral dentro de diez meses, sino la situación socioeconómica y la falta de reacción de quienes tienen el poder político para tomar decisiones. La destrucción de puestos de trabajo y actividad que está teniendo lugar en este preciso momento.