La sonda china Chang’e-4 se convirtió este jueves en la primera nave de la historia en alunizar en el lado oculto de la Luna y enviar una imagen desde esa zona desconocida del satélite. La misión forma parte del Programa Chino de Exploración Lunar y se supervisó desde la estación ubicada en la provincia de Neuquén, República Argentina.
Según informó la China National Space Administration (CNSA), la sonda no tripulada tocó suelo lunar a las 10:26 (hora de Beijing), tras haber entrado en órbita el pasado domingo. “La misión proveerá a los científicos del mundo más oportunidades para explorar el universo”, anunció.
Chang’e-4 lleva a bordo huevos de gusano de seda, semillas de papa y de flores para observar la germinación, crecimiento y respiración en las condiciones de baja gravedad y de exposición variable a radiaciones solares y cósmicas. La fuerza de la gravedad lunar en la superficie es aproximadamente el 16,6% de la terrestre, y la exposición a radiaciones ionizantes varía tremendamente con la rotación de la luna sobre su propio eje.
Durante la «noche lunar», que dura 708 horas, 43 minutos y 12 segundos, la cara que los terrestres llamamos erróneamente «oscura» (porque nos resulta invisible) está protegida de la radiación solar por los aproximadamente 3.600 km. de roca, el diámetro de nuestro satélite. Pero luego sigue un «día lunar» de duración equivalente, en la que la exposición a ultravioleta, X, gamma y partículas cargadas de origen solar es igual a la del espacio interplanetario.
La cara oculta («oscura» es incorrecto) fluctúa muchísimo como ambiente radiológico, según allí sea de día o de noche. También lo hace la temperatura, con un arco total de 400 grados Celsius, desde 200 sobre cero a 200 bajo. Un astronauta protegido sólo por su traje en la superficie lunar no sobreviviría al día local, que dura casi 30 días terrestres. Los huevos de gusano de seda o las semillas vegetales probablemente sí, pero este tipo de experimentos se podrían hacer -y se han hecho- a menor costo en muchos laboratorios espaciales situados en la Tierra.
Lo que China está haciendo realmente con este primer alunizaje es mostrando al resto del mundo su dominio de la tecnología de navegación, «aterrizaje blando» y transmisión de información espacial. Los chinos empiezan a plantar bandera en el sistema solar.
Para el próximo año, China tiene previsto enviar una nueva sonda a la Luna, la Chang’e 5, cuya misión será recoger muestras del suelo y traerlas de regreso a la Tierra.
El 13 de diciembre pasado, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) recibió a una delegación china. Que informó sobre el desempeño de la estación ubicada en cercanías de Bajada del Agrio para el seguimiento de la misión del Chang’e-4. También sobre las posibilidades de participación de la Argentina en futuros proyectos.
La base neuquina está en operación desde abril del 2018, aunque su construcción comenzó en 2012. Fue criticada por la entonces oposición cuando se trató en el Congreso Nacional durante la presidencia de Cristina Kirchner. Aseguraban que podía servir para fines “duales”, civiles y militares.
Cuando asumió Mauricio Macri, el acuerdo con China fue ratificado por 50 años, con una adenda que reafirmó su utilización para fines pacíficos. Esto es un perfecto saludo diplomático a la bandera: ¿hasta qué punto es pacífico un satélite geoestacionario de comunicaciones que además de transmitir TV o Internet tiene canales exclusivos usados por militares, ya se trate de un aparato chino, estadounidense, ruso, europeo o japonés? La actividad espacial es dual por naturaleza.
(Agradecemos por la información adelantada a J. J. Salinas)