El dato es oficial: la deuda pública llegó al 95,4% del PBI durante el tercer trimestre. En particular, la deuda con privados y organismos internacionales alcanzó al 57,9% del producto. Y lo más preocupante: la deuda pública en dólares trepó al 75,4%, su nivel más alto desde el 2004.
El indicador, uno de los más observados por los inversores para calcular la capacidad de pago de los países, mostró otra de las consecuencias graves de la devaluación.
En AgendAR tenemos que señalar que este nivel de deuda pública, por sí mismo, no es tan grave. Porque muchos países, incluso entre los prósperos, superan este porcentaje. Casi se diría que es «normal», en lo que pasa por normalidad en este momento de la economía global (Pronto subiremos información al respecto).
Pero en las circunstancias en que se encuentra Argentina, es grave. Porque su economía está en recesión, y no tiene acceso al financiamiento internacional, después de haberse sobreendeudado alegremente durante dos años. Sin el apoyo del F.M.I., ya habría entrado en default.
Y las advertencias sobre el endeudamiento se hicieron hace tiempo. Lástima que no fueron escuchadas ni por el mismo que las hizo: