Hay obras de los arquitectos argentinos que se destacan en los lugares más remotos del mundo. Ganan concursos en Nicaragua, Uruguay y hasta en China y Mongolía.
Las aptitudes que hoy valoran los desarrolladores son la creatividad, la vanguardia en el diseño y en el uso de materiales, la adaptabilidad al entorno y los valores sustentables.
La periodista Silvina Vitale reunió varios casos distintos en los que se distinguió un estudio de arquitectura argentino. Hoy publicamos un ejemplo distante en geografía y cultura pero con características adaptables a nuestras necesidades.
«Tradición china y contemporaneidad
Una obra de argentinos premiada en el exterior es la del estudio SMF liderado por Enrique Speroni, Gabriel Martinez y Juan Martín Flores. El proyecto surgió de una convocatoria internacional de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) a un concurso de ideas llamado Molewa (Mount Lu Estate of World Architecture) para el área de Ruichang, la ciudad ubicada a 300 km. de la ciudad de Shangai en China.
El concurso fue realizado en el año 2015 y hoy se trabaja en el master plan de esta nueva urbanización para establecer los parámetro iniciales. La construcción de Ruichang pretende marcar un nuevo modelo de urbanización centrado en la maximización de la felicidad y la sostenibilidad, convirtiéndolo en una exposición permanente y una celebración de la arquitectura mundial como atracción turística y un conducto para la innovación arquitectónica. En otras palabras, busca establecer un nuevo paradigma de construcción y planificación sostenible en China.
El emprendimiento convocaba a realizar 20 viviendas unifamiliares de 200 m2. cada una, en el contexto de un conjunto de viviendas. Cada una de estas unidades además debía contener el espacio para dos automóviles. El concurso solo requería de esas condiciones dejando libres valores como lo que en la Argentina se conoce como FOS o FOT. La propuesta para la parcela 17 agrupa discretamente las casas adosadas dispuestas en torno de patios tradicionales y conectadas, de manera tradicional, por pasajes peatonales. El estudio de arquitectura buscó una continuidad entre tradición y modernidad, una armonía entre cultura y naturaleza, entre campo y ciudad.
La obra se llevó el tercer premio del concurso a nivel general y el primer premio en PLOT 17. «El diseño se inspiró en las formas primitivas de las casas chinas pero con una vuelta contemporánea para resolver las demandas de las nuevas formas de vida», asegura Flores, arquitecto del estudio. Las unidades del proyecto son energéticamente eficientes a partir de una buena orientación, con ganancias térmicas en invierno, control de la radiación solar en verano, ventilación cruzada, iluminación natural, recuperación de agua de lluvia para usos domésticos y cubiertas verdes. Se utilizaron materiales de larga duración y bajo mantenimiento, muros dobles de ladrillos vistos, estructura de hormigón armado y carpinterías de madera. La obra dio prioridad al uso de materiales reciclados».