Hantavirus: Para saber de qué hablamos

Ante los dos sesgos que el periodismo responsable debe evitar frente a situaciones como la presente -minimizar el problema o hacer alarmismo- AgendAR, que ya informó sobre lo que pasaba, quiere acercarles este informe que preparó la Comisión de Enfermedades Endémicas y Emergentes de la S.A.D.I. Sociedad Argentina de Infectología.

Hantavirus

Actualización epidemiológica y terapéutica
13 de enero de 2019

Introducción

Desde 1995, un brote familiar de Síndrome Pulmonar por Hantavirus en el sur de Argentina, llevó al descubrimiento del virus Andes en El Bolsón y en Bariloche (Río Negro) en 1996, se documentó por primera vez la transmisión interhumana.

Actualmente, la localidad de Epuyén ubicada en el departamento Cushamen, al noroeste de la provincia de Chubut, en la Patagonia andina con una población de aproximadamente 4.000 habitantes se encuentra con un nuevo brote por hantavirus con mayoría de casos con sospecha de transmisión interhumana.

Dada la gravedad del cuadro y lo infrecuente de brotes sostenidos por transmisión interhumana con su potencial propagación a otras ciudades, vemos necesaria una actualización del tema.

Generalidades

El género Hantavirus es de distribución mundial y pertenece a la familia Bunyaviridae que, a diferencia de los otros grupos de esta familia no tiene vector artrópodo conocido. Son virus ARN donde los roedores constituyen el reservorio natural, con cierta especificidad entre especie de hospedero y virus. Esta zoonosis se presenta como: 1- Nefritis Epidémica, 2- Fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR) en Europa y Asia, cuya mortalidad llega a 10% y 3- Síndrome cardio-pulmonar por Hantavirus (SCPH), la más grave de todas, mortalidad promedio de 30%, en las Américas.

En Argentina las zonas de riesgo de SCPH son: 1) Noroeste del país que coincide con la ecorregión de Yungas y en menor medida el Chaco Seco, 2) Noreste que abarca la selva misionera, 3) La región pampeana y el Delta del Paraná y 4) El bosque valdiviano en la precordillera patagónica (ver figura 1).

Figura 1. Distribución de casos de SCPH en Argentina en el período 1995-2008. Se presenta en 6 ecorregiones que se encuentran representadas en colores, porcentajes de casos totales en cada ecorregión.

La enfermedad es considerada una zoonosis. La transmisión es a través de:

1- orina fresca de roedor, excremento, saliva y/o materiales de anidación que producen pequeñas gotas contenedoras de virus que entran en contacto con el aire: este proceso se conoce como transmisión aérea y es la principal forma de contagio. El contacto con el polvo contaminado puede producirse al efectuar la limpieza de viviendas, cobertizos o lugares cerrados que han estado abandonados o descuidados durante un tiempo. En el caso de la región andina, los practicantes del camping y senderismo son los más expuestos a contraer la enfermedad debido a la práctica de colocar sus bolsas de dormir directamente sobre el suelo o en refugios polvorientos.

2- Transmisión interhumana: solo se ha visto con algunos genotipos (Sur y Bs. As) del virus Andes. Entre los años 1995-2008 solo el 2,5% de los casos fueron probablemente por este tipo de transmisión. Se sospecha que la transmisión es en la fase prodrómica o un periodo corto luego de comenzar con los síntomas y a través de secreciones respiratorias. También se ha encontrado el virus en sangre, orina y semen. En un estudio en Chile el 3,4% de los convivientes de pacientes con Hantavirus desarrollaron la enfermedad, siendo el probable factor de riesgo más determinante el de pareja sexual. Hay evidencia de transmisión intrahospitalaria, principalmente a personal de salud, pero también horizontal.

3- Otras:
● Mordedura de roedores.
● Contacto directo con excrementos, orina y/o saliva de roedores y luego tocarse la nariz, la boca o los ojos.
● Comer alimentos contaminados por excrementos, orina y/o saliva de roedores.

Síntomas:

Periodo de incubación: 9-12 días. En los casos de transmisión interhumana es de 20 días aproximadamente.

La enfermedad presenta una etapa prodrómica que dura entre 3-5 días y se caracteriza por fiebre de inicio súbito, escalofríos y mialgias a lo que se suma cefalea, náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. Esta etapa se acompaña de plaquetopenia y constituye la alteración de laboratorio más precoz y orientadora.

La fiebre puede ser más alta en las personas jóvenes que en las mayores. Se plantean diferentes diagnósticos: gripe, apendicitis, colecistitis, enfermedad pelviana inflamatoria(EPI), etc. Por un lapso breve la persona infectada se siente mejor, pero dentro de las 48 horas aparece disnea debido a la infiltración de líquido en los pulmones.

Hasta aquí, lo que extractamos del informe de la S.A.D.I. El documento completo, de interés para los médicos infectólogos, está disponible aquí.