Los industriales comienzan a mostrar signos de preocupación ante las novedades que dejó la cumbre presidencial entre Mauricio Macri y Jair Bolsonaro, sobre la que informó aquí AgendAR.
Empresarios del sector reclaman que el gobierno avance en la «competitividad país» antes que en un acuerdo para flexibilizar el Arancel Común Externo del Mercosur. Afirman que una «apertura indiscriminada» al mundo, en el medio de una profunda crisis manufacturera, dejará a la industria al límite de su continuidad.
Para intentar ponerle un freno a la avanzada de ambos gobiernos, algunos integrantes de la cúpula de la Unión Industrial Argentina comenzaron a reactivar las relaciones internas -en receso por enero- con el fin de visitar al ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, y trasladarle la preocupación que se instauró entre los dueños de las fábricas.
Otros hablan de un «sabor amargo» en la UIA. «Nos van a fundir. Ahora sí que habrá lluvia de importaciones y no hay forma de salir al mundo. O son burros o hay mala intención», dijo un integrante de la conducción.
Existe, aclaran, una necesidad de mantener aceitadas las relaciones con el Gobierno porque la demora de una negociación del arancel externo común podría ser una estrategia para evitar chocar con el socio regional, sin desactivar el pedido del propio Bolsonaro.
«Que bajen los aranceles externos, sin entender que Brasil ya empezó reformas de fondo, e inclusive va a avanzar con una reforma impositiva, cosa que Argentina postergó al 2020 una liviana reforma que había hecho, es algo que debería preocuparnos», afirmó José Urtubey, integrante del Comité Ejecutivo de la UIA.
El empresario salteño aclaró que la industria argentina no está «en igualdad de condiciones» para competir en el mundo. «Deberíamos trabajar para darle más competitividad al país y a partir de ahí, eventualmente, pensar en conjunto con Brasil en eso. No podemos seguir abriéndonos indiscriminadamente al mundo sin encarar reformas que nos den competitividad. Ahí radica el mayor error».
Uno de los puntos de mayor preocupación es la persistente caída del empleo. Está claro que el sector se mantendrá en contracción por mucho tiempo. «No hay soluciones mágicas si es que la actividad económica sigue cayendo como está pronosticada, no sólo por las proyecciones locales sino también por la OCDE, el Banco Mundial y el FMI, que pronostica una caída del 1,9% al igual que la actividad industrial. Por lo que, para reactivar el empleo fabril, hay que reactivar la industria», afirmó Urtubey.
Este ha sido un tema muchas veces analizado en AgendAR. El único aspecto que nos llama la atención es que alguna dirigencia industrial de primera línea manifieste «sorpresa», y hasta «decepción». La intención de flexibilizar el Mercosur, el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, ha sido un objetivo explícito del gobierno de Macri desde su mismo comienzo. Que lo pueda cumplir, es otro problema. Pero dónde está la sorpresa?