Por primera vez en nuestro país se fabricaron seis camiones -como un ensayo- para usar gas natural licuado (GNL, el mismo que llega a la Argentina en barco) como combustible. Esto les permite ahorrar un 30% en emisiones de dióxido de carbono, si utilizasen gasoil, y un 50% en el costo del flete.
La empresa responsable es Galileo Technologies, que en los ’80 desarrolló el gas natural comprimido (GNC) para consumo vehicular en la Argentina. Pero instalar el tanque de GNC es más complicado para movilizar un camión, por eso la empresa creó el sistema para utilizar en cambio GNL.
Se necesita un vehículo grande –un buque puede ser también– donde pueda entrar el tanque que mantiene el gas licuado a -160 ºC. La primera prueba estará en los seis camiones Scania G340, que le pertenecen a la compañía mendocina de transporte de cargas y servicios logísticos Andreu, y que brinda el servicio a Galileo de transportar los tráileres del Gasoducto Virtual, con el que distribuyen gas como combustible líquido.
Equipados con dos tanques criogénicos de combustible que permiten cargar 265 kilogramos de GNL, los camiones poseen una autonomía de 1100 kilómetros. Durante sus recorridos, que incluyen rutas de montaña y ripio, los nuevos camiones remolcarán a los tráileres de GNL desde pozos dispersos en Mendoza y Neuquén hasta la recientemente inaugurada central termoeléctrica de Anchoris, que lo consume como combustible, en vez de utilizar gasoil.
Así se reducen los componente nocivos que contaminan el medio ambiente, el dióxido de carbono y el óxido de nitrógeno. Andrés Leonard, director general de Scania Argentina, señala que «es la primera vez que se ingresan al país vehículos pesados que funcionan completamente a gas, y más específicamente a GNL. Nos enorgullece ser pioneros no solo por el hecho de introducir nueva tecnología al país, sino también porque la misma colabora de manera directa con la reducción del impacto ambiental».
En el mediano plazo, Galileo Technologies presentará también un Corredor Azul de estaciones de carga de GNL. El plan incluirá la oferta de surtidores de gas licuado, que funcionarán sin conexión a la red de gas natural y serán abastecidos por Gasoducto Virtual. «En 1984 impulsamos con éxito el gas natural comprimido (GNC). Ahora, con tecnología propia, extenderemos el uso del GNL como combustible profesional y de alta potencia para ampliar la frontera productiva del país», afirma Osvaldo del Campo, presidente y CEO de Galileo Technologies.
El gas natural es licuado directamente en áreas de pozo que están fuera del alcance de los gasoductos en las provincias de Neuquén y Mendoza. Es gas nuevo, que no se encuentra en el sistema de distribución. «Nuestra tecnología de licuefacción permite su aprovechamiento y distribución como combustible líquido».
En AgendAR nos sentimos en la obligación de agregar que en la licuefacción del gas, un trabajo térmico, se pierde entre 1/4 y 1/3 del monto calorífico original, según el consumo. Pero el gas de los pozos aislados y fuera de red no tiene destino, salvo ventearse, y contribuir así al calentamiento global sin haber realizado ninguna tarea útil.
Dado que en la Argentina camionera, gasolera y sin trenes se pierde una cantidad inmensa de combustible transportando combustible; este modo de transportar GNL en camiones movidos a GNL -bastante habitual en Europa- es doblemente bienvenido.
Quemar GNL no evita por completo la emisión de óxidos de nitrógeno, pero la cifra es incomparablemente menor que cuando se quema gasoil barato, que tiene arriba de 500 ppm (partes por millón) de nitrógeno. Y también es cierto que el GNL da mucha más autonomía que el GNC, y que la emisión de C02 por kilómetro es mucho menor que con cualquier otro hidrocarburo líquido (las distintas naftas y los gasoil común y «de alta») formado por cadenas de carbono largas.
El GNL, al igual que el GNC, consta mayormente de metano, el hidrocarburo de cadena más corta (no hay cadena, un solo átomo de carbono con cuatro hidrógenos). El mezclado con oxígeno en las cámaras de combustión de una molécula tan chica es facilísimo, y el quemado es mucho más profundo, lo que eliminar casi toda la emisión de partículas de hollín menores de 10 micrones, los «humos negros» de los motores diesel.
También es cierto que un accidente vial severo, con ruptura de los tanques térmicamente blindados del GNL, generan la descompresión, ebullición y regasificación instantáneas del gas licuado, fenómeno explosivo agravante de cualquier incendio. Pero ese riesgo explosivo es similar o menor al de la mezcla de gases volátiles y aire que se generan en la parte superior del tanque de cualquier vehículo naftero.
Nuevamente, en un país que gasta ríos de combustible líquido transportando combustible líquido a través de miles de kilómetros de rutas, esta es una buena noticia.
Daniel E. Arias