El presidente del Banco Central de la República Argentina, Guido Sandleris, anunció en Davos que se está estudiando ampliar los rangos de intervención cambiaria. Y ayer en la City y algunos medios especializados, se anticipó que “el Gobierno ya estaba negociando con el Fondo flexibilizar y ampliar los límites de las ventas de divisas del Tesoro”.
Hay que recordar que el BCRA tiene la restricción de poder intervenir hasta un monto de u$s 150 millones diarios. (En la actualidad el ente monetario se autofijó como límite u$s50 millones diarios). Es esta restricción la que ahora se quiere revisar.
El Fondo no quiere que se usen las divisas de su préstamo para intervenir. Tiene la amarga experiencia de lo que pasó con el primer tramo de su préstamo, cuando Caputo estaba al frente del Central. Esos fondos se evaporaron, sin lograr contener el precio del dólar. Quiere que las divisas que presta a la Argentina se usen para pagar a los acreedores.
Pero tanto el Gobierno como los especuladores saben que en un año electoral clave, el clima cambiario puede enrarecerse entre junio y julio, previo a las PASO del 11 agosto.
Además de la rica historia argentina en este aspecto, y más viniendo de un caótico 2018, se descuenta que se vivirán situaciones de estrés cambiario. Sobre todo cuando arrecien las encuestas presidenciales.
Para evitar nuevas situaciones de crisis y corridas cambiarias, como las vividas el año pasado, el Gobierno quiere asegurarse que tendrá disponible bastante poder de fuego para intervenir. El Tesoro debe vender los dólares del FMI para hacerse de pesos mediante subastas. Pero gran parte del déficit a cubrir se da precisamente a fin de año (unos $300.000 millones). Por eso buscan el beneplácito del FMI para poder anticipar la venta de divisas con fines de intervención. Eso es lo que se negocia. Porque la “estabilidad” depende en gran medida de un “dólar” estable. Y en épocas elecciones las expectativas de los tenedores de pesos se exacerban.
Las reservas, prestadas, han crecido. Y hasta ahora se presuponía que el Tesoro “dejaría algo” (de divisas) para el 2020. Hasta el propio ministro de Hacienda dijo que había un excedente de u$s 8.000 millones del 2018 ¿Pero de que sirve tener reservas si no se pueden usar?
Estas especulaciones son inevitables -como se señala arriba- en un año electoral. Lo que nos preocupa especialmente en AgendAR es que el gobierno vuelva a caer en la tentación -ya lo ha hecho, y también el anterior- de tratar de usar el precio del dólar como «ancla contra la inflación». Los resultados, invariablemente, son desastrosos, y sólo aumentan el porcentaje de la devaluación posterior.