Estados Unidos ha dispuesto, en las administraciones de Obama y de Trump, fuertes sanciones económicas contra Irán. Su objetivo básico es obstaculizar el comercio exterior de la República Islámica. Sanciones que resultan más eficaces cuando la divisa que se usa es el dólar (la mayoría de las veces. Es la más empleada, por lejos, en el comercio internacional).
La Unión Europea, en cambio, procura mantener vigentes sus relaciones comerciales con Irán. Razón por la cual, los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Francia y Gran Bretaña anunciaron esta semana la creación de un mecanismo especial de pagos que permite a las empresas europeas e iraníes continuar comerciando, evitando las sanciones.
Ese nuevo mecanismo se denomina «Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales», y es conocido como «Instex», por sus siglas en inglés. Se trata de un vehículo societario específico con el que se procura sortear el uso del dólar en las transacciones comerciales. Y, por ende, el alcance de las sanciones norteamericanas.
Es significativo que Gran Bretaña, que generalmente apoya a los Estados Unidos en su política comercial internacional, en esto se pliega a sus pares de la Unión Europea. Brexit o no Brexit.
A su vez, el gobierno estadounidense ha tomado nota. Y no lo ha tomado bien. El vicepresidente de EE. UU., Mike Pence, acusó ayer a los aliados europeos de intentar minar las sanciones que su país ha impuesto a Irán y les ha pedido que abandonen el acuerdo nuclear.
Sus palabras, durante una conferencia en Varsovia para tratar sobre la paz y la seguridad en Oriente Próximo que significativamente excluía a la República Islámica, han sido bien recibidas por Israel y algunas monarquías árabes. Sin embargo, el intento norteamericano de incrementar la presión sobre Teherán ha suscitado poco interés entre los europeos que recelan de las intenciones de la Administración Trump.
Dijo Pence en su intervención, según el video difundido en su cuenta de Twitter: «Ha llegado la hora de que nuestros socios europeos se retiren del acuerdo nuclear con Irán y se unan a nosotros para ejercer la presión económica y diplomática necesaria para dar al pueblo iraní, a la región y al mundo, la paz, la seguridad y la libertad que merecen”.
Hasta ahora, Donald Trump ha hecho más declaraciones amenazantes pero ha bombardeado menos que Obama. Pero sería engañoso reducir este tema a posiciones personales, ni siquiera a intereses comerciales. Hay estrategias geopolíticas en juego. Y la dirigencia argentina debe prestar mucha atención a los acontecimientos en curso: No es momento para que en un país mediano, alejado de la zona del conflicto, se permita frivolidades ni entusiasmos ideológicos, en un sentido o en el otro.