Roberto Darío Pons, lic. en Economía Política, profesor honorario en la Universidad de Buenos Aires -a quien ya publicamos en AgendAR- decidió hacer algo infrecuente en su profesión: hablar en lenguaje simple. Se asumió como empresario, no como técnico, y propone las medidas que un gobierno interesado en detener ya el proceso en curso de destrucción del empleo y las empresas, debería tomar como medidas de aplicación inmediata. Como dice Roberto, un shock de cortísimo plazo.
Francamente, creemos que este es el tema principal a discutir ahora.
«El único diagnóstico que haré, es que estamos mal y que los trabajadores y los empresarios están desesperanzados. Tampoco entraré en la inútil discusión de la herencia recibida, las tormentas y cosas que pasaron o la deliberada intención gubernamental de dejarnos sin industria. Hay un rumbo elegido por el Gobierno que no da la suficiente confianza que se modifique lo que está pasando.
Si bien escribiré como economista, que soy, lo haré pensando en términos de sostener una empresa en marcha, experiencia que he tenido entre el Plan Austral y la crisis de 1989.
Grandes males
¿Qué podría haber preocupado a una empresa hace un año atrás? La caída de la demanda interna y la mayor competencia / invasión de productos importados. ¿Qué preocupa ahora? La pérdida de capital de trabajo que deviene en iliquidez, endeudamiento a corto plazo a tasas siderales y caída de ingresos genuinos para sostener la empresa produciendo. ¿Qué comienza a preocupar hacia el futuro? Que el Patrimonio Neto pierda valor, que la relación de pasivos sobre activos se transforme en un problema de solvencia, o incluso podría llegarse a un valor negativo del Patrimonio Neto
La sumatoria de la pérdida del capital de trabajo y de patrimonio neto en un contexto regresivo de la economía es la “tormenta perfecta” para poner en riesgo la empresa en marcha. O cerrarla.
¿Cómo se resuelve desde la empresa esta situación? Existen tres maneras alternativas o combinadas. Se amplía el aporte de capital de los socios, se buscan socios estratégicos o se toman créditos de largo plazo para una reestructuración de la empresa.
¿Esto es aplicable en la situación actual de la macroeconomía argentina? Difícil, por no decir imposible. Especialmente porque con las altas tasas de interés es inviable la tercera solución de endeudarse. Utópico buscar la segunda solución de un socio estratégico, porque la crisis actual es sistémica y salvo poquísimas excepciones, abarca a todos los sectores productivos. Y es suicida aportar capital a una empresa que no tiene capacidad de mantenerse en marcha.
Hay otros caminos
El que ignora es ignorante, pero puede aprender. El que ignora y no quiere aprender es necio. Solo los necios insisten en el camino equivocado. La economía la hacemos todos, comprando, vendiendo, ahorrando, invirtiendo, trabajando y arriesgando. No lo hacen los economistas, por lo tanto, la teoría económica es un mero método para interpretar la realidad, no para formatearla a su imagen y semejanza. Marcelo Diamand decía que cuando una política falla porque está mal encarada y se le imputa a que la realidad es la que falla, estamos ante el caso de la necedad. El síndrome de la realidad patológica.
Si la realidad no responde, hay que modificar el rumbo.
Es posible, y necesario, un nuevo rumbo económico que simultáneamente ataque el corto plazo, la contingencia, y el mediano plazo, un modelo productivo de desarrollo y distribución de la riqueza económica consensuado por los actores políticos, económicos y sociales.
Este programa debe ser integral: que abarque simultáneamente la solución de todas las restricciones que tiene históricamente la economía argentina: la externa para financiar el desarrollo, la interna para promover la inversión, la sectorial para resolver el crecimiento de los más dinámicos y la institucional para remover las trabas a la transformación productiva y social del país.
No me extenderé al respecto. Como muestra basta un botón, aconsejo ver los siguientes links:
Charla del lic. Pablo Challú en el Centro de Empresarios Nacionales
Plan de contingencia publicado en Infobae por los economistas Moreno, Challú y Carbonetto
Grandes remedios
Sin plan de contingencia asociado a un modelo de país, no se sale de la crisis. Pero, visto desde la perspectiva cotidiana de una empresa que corre peligro hoy de cerrar, se requiere un shock de cortísimo plazo para permitir aprovechar cualquier mejora de las condiciones macroeconómicas. A saber:
- Restañar inmediatamente la sangría y destrucción del capital de trabajo, aunque esto implique una moratoria en el pago de deudas comerciales, bancarias e impositivas, contraídas con anterioridad, por 180 días y una línea de préstamos por tres nóminas salariales, incluyendo cargas sociales, a un año con un plazo de gracia de 90 días a tasas de interés nominal bonificadas.
- Aminorar inmediatamente algunos costos, básicamente des-dolarizando y retrotrayendo las tarifas energéticas a un valor justo y razonable relacionadas con sus costos y la capacidad de pago de los sectores económicos. Rebaja por un monto no inferior al 50% hasta que las renegociaciones contractuales establezcan el valor homologado de los servicios públicos.
- Suspender durante 180 días las medidas de embargo de cuentas bancarias que aplica la AFIP y flexibilizar, por un período de un año, las obligaciones de cumplimiento formal impuestas a las PYMES para acceder a planes de promoción.
- Proteger rápidamente la recuperación del mercado interno, suspendiendo las importaciones de bienes de consumo final que tienen producción en el país en virtud de aplicación ad-hoc de medidas de salvaguarda por problemas de balance de pagos.
- El otorgamiento de un bono de recuperación de los ingresos de los asalariados, que también formará parte del financiamiento especial del punto 1).
Estos títulos tendrán que profundizarse en sus alcances, fuentes de financiación, extensión, requisitos y obligaciones de producir y mantener empleo que estarán en las normativas de creación y reglamentación.
Creo, que estas “heterodoxas” medidas complementarias del plan de contingencia, son necesarias para frenar e incluso recuperar, donde sea posible, la base material de la economía argentina, para aplicar las soluciones de corto y largo plazo que se corresponden con la búsqueda de un nuevo equilibrio macroeconómico para un desarrollo justo y sostenible.
No habrá plan exitoso, donde no existan empresas».