Porqué se rompió el romance del Donald y el Kim

Sobre este tan comentado divorcio, Daniel Arias, del equipo editorial de AgendAR y experto en temas nucleares, acerca la siguiente hipótesis. La encontramos plausible:

«Creo que en la gran mayoría de las notas sobre el fracaso de la negociación Trump-Kim Jong-un falta el factor principal. No hay una mención al elefante en la habitación, pero ahí está.

El monarca norcoreano ofreció el cierre simbólico de su primera «production facility» en Yongbyon, a unos 100 km. de Pyongyang. Es un reactor de la Edad de Piedra, como el primero que diseñó Enrico Fermi para el Proyecto Manhattan, pero más chico: de unos 25 MW moderado con grafito. Una «production facility», sin ningún control regulatorio civil, suele ser el tipo de lugar destripado de medidas de seguridad donde el personal -según el Ing. Abel González, «nuestro hombre en Viena» en el tema de la radioprotección desde los ’80- sufre de exposición constante a radiación en dosis no necesariamente sub-letales.

Kim ofreció el cierre de toda esa instalación, incluido un largo edificio idéntico a las «Queen Maries» de reprocesamiento de plutonio del Proyecto Manhattan. Eso significa que tiene, o una segunda planta de irradiación todavía no detectada en otro lado, o un stock de plutonio 239 ya reprocesado en Yongbyon, bien escondido en otro lugar y a listo para transformar metalúrgicamente en «pits» o carozos de bomba implosiva, seguramente en algún edificio probablemente subterráneo. Con eso podría hacer más armas sin generar efluentes líquidos, gaseosos o sólidos factibles de detección. Seguramente a mayor costo que si hace todo «in house» en Yongbyon, pero al Kim no le importan esos detalles.

Trump le dijo seguramente que quiere supervisar la destrucción de todo el armamento nuclear norcoreano existente, así como la dilución a grado de combustible MOX de centrales del plutonio 239 acumulado. Hay mercado para eso. Para Norcorea, serían muchas divisas.

Pero Kim sabe bien que si no lo han invadido es justamente porque tiene un arsenal nuclear y misiles de suficiente alcance como para llegar a casi todo el territorio estadounidense. Le contestó al Trump que NO. Y ahí terminaron las negociaciones.

Como no hubo intermediarios, Trump agotó todas sus cartas políticas «de una». No tiene plan B. En cambio, Kim Jong-un, para sentarse a esperar mejores ofertas, tiene las elecciones en EEUU quizás a su favor, y cero riesgo de ser atacado o derribado por un «golpe blando» (¿con qué parlamento, con qué judicial, con qué prensa?), o por algún general de su propio y mimado ejército.

Ergo, ¿quién ganó?»

Daniel E. Arias