En la puna jujeña, en el extremo norte de la Argentina, a 4.000 metros sobre el nivel del mar, coloridas pancartas grabadas con letras chinas flamean en una oficina temporal ubicada en un desierto árido: Cauchari, una pequeña localidad en el Departamento Los Andes, es el lugar elegido para la planta solar más grande de América Latina.
La tecnología y las finanzas chinas han permitido la realización de este proyecto como parte de los planes oficiales para impulsar la generación de energía renovable. Una Argentina que trata de atraer inversión extranjera para infraestructura ha recurrido cada vez más a China, y Cauchari refleja este nivel de cooperación estrecho entre ambos países.
Si bien a menudo los bancos y las empresas chinas han desarrollado centrales eléctricas de carbón en todo el mundo, la incursión en el desarrollo transfronterizo de energía solar es un caso menos habitual. ¿Son excepcionales los proyectos como Cauchari? ¿O la presencia de China indica la voluntad de participar en una transición energética global?
Cauchari es el nombre de un pueblo abandonado en un sitio remoto, a 300 kilómetros de San Salvador, la capital de Jujuy. Cuando el proyecto termine, constará de 1,2 millones de paneles solares y proporcionará a la red unos 300 megavatios de potencia, que luego podrán expandirse a 500, convirtiendo a esta planta solar en una de las más grandes del mundo.
El proyecto, que tendrá una vida útil de 25 años, probablemente estará terminado en el mes de mayo. El Banco de Exportaciones e Importaciones de China (China Exim) financia el 85% del costo total del proyecto, aportando unos USD $ 390 millones. El gobierno local proporcionará el resto a través de un bono verde.
“Cauchari se encuentra en la zona con la mejor radiación solar del mundo. También tenemos buenas condiciones climáticas y baja contaminación, siendo ambas características muy buenas para este proyecto”, dijo Guillermo Giralt, director técnico de Cauchari Solar, una de las compañías involucradas en el proyecto.
La empresa provincial de energía JEMSE posee y administra la planta, que está construyendo Shanghai Electric Power Construction (SEPC), una filial del grupo de construcción Powerchina. La firma china Talesun suministra los paneles solares.
El gobierno acordó proporcionar a las comunidades indígenas, propietarias de la tierra donde se encuentra Cauchari, el 2% de sus ganancias anuales. Esta participación podría equivaler, afirma el gobierno provincial, hasta US$ 1 millón. Los miembros de la comunidad también han recibido capacitación y una variedad de oportunidades de trabajo en el sitio, que van desde la restauración hasta el transporte.
“Nuestra condición inicial para el proyecto era que tuviera trabajadores locales. Para lograrlo, capacitamos a 600 personas de pueblos cercanos y luego los contratamos “, dijo Mario Pizarro, secretario de energía de Jujuy.