Boeing muestra sus músculos: presentó su primer avión autónomo de combate

Con diversos prototipos, los vehículos autónomos aéreos también avanzan en el plano militar. Y Boeing es una de las compañías aeroespaciales que evalúa el uso de estas tecnologías para el desarrollo de aviones de combate no tripulados.

Denominado Airpower Teaming System, el prototipo de Boeing emplea sistemas de inteligencia artificial en vuelos no tripulados con el rendimiento de un avion de combate tripulado, con una autonomía de vuelo de 3704 kilómetros. Si la cifra corresponde al avión cargado con municiones, es un incremento de casi 1000 km. más de lo habitual en los cazas «monoposto» multipropósito de hoy. Ahorrarse el peso de un piloto y sus sistemas de soporte vital aparentemente paga en alcance.

A su vez, el ATS está equipado con sensores para realizar tareas de vigilancia, inteligencia y reconocimiento, además de ser apto para situaciones de guerra electrónica, ya que puede neutralizar ataques informáticos enemigos dirigidos contra sus sistemas electrónicos y de energía.

Diseñado y desarrollado de forma completa por el equipo de Boeing “es un hito para la compañía, ya que es una plataforma creada fuera de Estados Unidos, y que se puede adaptar a las necesidades locales y específicas de cada pais», dijo Marc Allen, presidente de Boeing International. Efectivamente, el nuevo «drone» de combate se diseñó y construyó en Australia.

Fuera de la evidente falta de una cabina de pilotaje tipo burbuja, como la de los cazas contemporáneos, llama la atención el hecho de que Boeing no haya roto con la morfología tradicional de los aviones tripulados modernos: fuselaje claramente diferenciado de unas alas con una flecha moderada, de geometría aparentemente no variable, y un empenaje de cola de dos planos oblicuos, como los de un F-18, que busca no elevarse demasiado sobre la línea del fuselaje para hacer menos reflectivo el conjunto al ser «iluminado» por radar. En ese sentido, todas las formas son redondeadas, sin ángulos duros que generan ecos de radar. Lo único típico de un caza de dotacion de los ’80, sin intenciones «stealth» en el diseño, son las tomas de aire laterales, grandes, cuadradas y abruptas como las de un Grumman F-14. Para un sistema tan rupturista, el esquema estructural de la célula parece demasiado conservador… hasta que uno tiene una visión lateral. Sin ser un «ala volante», este fuselaje tiene un perfil alar que claramente genera sustentación por sí mismo, adicional a la de las alas. Es lo que las traducciones brutales llaman «un cuerpo de elevación». Con una cabina tipo burbuja, habría sido imposible lograr esa integración perfecta de curvas convexas entre el borde de ataque y el extradós, o superficie superior del fuselaje.

Boeing espera que su avión autónomo de combate realice su primer vuelo autónomo en algún momento de 2020.

VIALa Nación