AgendAR es un portal de noticias, enfocado, principalmente, en las actividades productivas. Su misión no es pontificar, ni tiene credenciales especiales para ello. Pero sentimos que este compromiso con la producción argentina nos obliga a insistir en algo que, creemos, desvía la atención de los argentinos y ofusca el problema más profundo.
Y también creemos que es oportuno hacerlo hoy. La semana pasada el precio del dólar hizo uno de sus corcoveos, y quedó ubicado unos pesos más arriba de cómo estaba antes. Hoy, muchísimos compatriotas estarán pendientes de sus movimientos. Nosotros también: es un dato necesario para cualquier actividad, y habrá que tomar en cuenta las repercusiones políticas. Pero no es lo importante.
El problema clave, y permanente desde hace décadas, es la inflación. Para empezar, hace imposible estabilizar por un tiempo no breve el precio del dólar, como de cualquier otra divisa. Si un gobierno logra hacerlo, su valor quedará «atrasado» tarde o temprano, volverán los tours de compras al exterior, los especuladores traerán fondos para ganar intereses e huirán cuando crean que el atraso ya no se sostiene…
Eso sucedió con la convertibilidad, el experimento más largo para tratar de detener la inflación con un «ancla» cambiario. Eso sucedió el año pasado, y un par de veces en este.
Es cierto que la Argentina ha convivido y crecido por largas décadas con alta inflación. También lo hicieron otros países, que ahora tienen monedas razonablemente estables.
Pero no queremos plantear una cuestión de doctrina económica. La cuestión no es qué grado de inflación es soportable, o no. La cuestión es que esta inflación es insoportable. El gobierno de Macri no sólo fracasó con su compromiso de disminuir la inflación. La ha aumentado, a niveles que no llegaba desde hace 28 años, en 1991.
Por eso, desde AgendAR nos permitimos insistir en un punto: el desafío para cualquier gobierno que venga, será controlar la inflación. En el marco de un plan global, insisten amigos con formación académica y experiencia de gobierno. Por supuesto; la inflación no es un fenómeno aislado, y no puede ser encarada como si lo fuera.
Pero como el presidente Macri, en campaña, anunció que iba a vencerla, y sus funcionarios repiten obsesivamente que es su objetivo central, los que vengan pueden sentir que no debe serlo. Está en la tradición de los vaivenes argentinos.
Sería un error. Dominar la inflación no puede ser el único objetivo de un gobierno, por supuesto. Hasta puede decirse, en el plano de los valores, que no es el más importante. Las necesidades básicas de gran parte de nuestro pueblo, la educación, la salud, muchas cosas son más importantes que una modesta estabilidad económica.
El punto es que si no la consigue, no podrá lograr ninguna otra cosa.
A. B. F.