La premier británica, Theresa May, le envió una carta al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, donde pidió otra postergación de la fecha de salida de la Unión Europea hasta el 30 de junio. Sería el segundo aplazamiento tras haber cambiado la fecha inicial del 29 de marzo al 12 de abril. El gobierno francés de Emmanuel Macron exigió que la premier explique cuáles son sus planes tras solicitar un nuevo período de gracia.
Con la sensación de que ningún plazo resulta por sí mismo suficiente, Francia exigió que Gran Bretaña justifique sólidamente su solicitud. «Si no podemos entender la razón por la cual Gran Bretaña está solicitando una extensión, no podemos dar una respuesta positiva», declaró desde Bucarest el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire.
Según el diario británico The Guardian, Francia obtuvo durante una reunión diplomática del bloque el apoyo de España y Bélgica para soltarle la mano a Gran Bretaña y dejar que se despida -sin acuerdo- el próximo 12 de abril, como estaba previsto cuando los otros 27 miembros le dieron una primera extensión. El gobierno de Macron, siempre crítico con los riesgos que representa la indecisión británica, reforzó su postura luego del nuevo ruego de May para permanecer en el bloque hasta fines de junio.
En su carta a Tusk, May dijo que «Gran Bretaña propone que este período finalice el 30 de junio de 2019», y que de ser necesario se disponen a participar en las elecciones al Parlamento Europeo, del 23 al 26 de mayo próximo, de las que en principio no debían tomar parte. Con un pie adentro y otro afuera del bloque, para muchos analistas y funcionarios europeos, la participación británica en los comicios presenta un problema jurídico inédito.
May promete que si se llega a un acuerdo en el Parlamento británico previo a esa fecha, su gobierno propondrá que la extensión de la UE se termine antes. Pero nadie en Bruselas confía en que la anexión de otro período de gracia resuelva las diferencias en Londres.
Por su parte, Tusk es conciliador. Propuso que los 27 países del bloque ofrezcan una extensión de hasta un año para asegurarse de que el Brexit no será caótico, lo que podría minar gravemente el comercio mundial. «La única salida razonable sería una extensión larga, pero flexible», dijo un funcionario de la Unión. Le da a Gran Bretaña toda la flexibilidad necesaria, al tiempo que evita la necesidad de reunirse regularmente para discutir nuevamente sobre la extensión del Brexit».
Pero… la división que se vive en el Parlamento británico no tiene un precedente moderno. Una de las votaciones del Brexit, incluso, significó la mayor derrota en la historia para un gobierno. Su Partido Conservador está en revuelta contra ella. May le había tendido la mano esta semana a Jeremy Corbyn. Pero tres días y muchas horas de conversaciones después, el Partido Laborista anunció ayer su «decepción» y llamó «a la primera ministra a proponer verdaderos cambios a su acuerdo», haciendo sospechar que la iniciativa hacía agua.
Alemania y Holanda ya expresaron públicamente sus dudas tras el pedido de aplazamiento. «Todavía hay muchas cuestiones que tienen que ser aclaradas en Londres», dijo el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas. La demanda de May «no responde al pedido» de la UE para tener mayores precisiones sobre lo que quieren los británicos, comentó por su parte el primer ministro holandés, Mark Rutte.
Los argentinos, como los latinoamericanos en general, tenemos nuestros propios problemas y este tema sólo nos toca por sus consecuencias en el comercio y las finanzas mundiales. Pero no podemos dejar de verlo como otro de los fracasos de esta etapa de globalización financiera. Charles De Gaulle hablaba de la «Europa de las patrias» contra la «Europa de los banqueros».