Este año los cines prevén superar los casi 45 millones de entradas vendidas en 2018, a pesar de la recesión y la caída del consumo general. ¿Cómo? Con novedades tales como la expansión del 4D, un nuevo formato de salas con butacas que vibran, se mueven, emiten sonidos, olores, soplos de viento, flashes de luces, humo y hasta rocío de agua, según la escena. Los aficionados al cine, en una gran mayoría, reciben estos desarrollos con ironía, y en algunos casos con desprecio. Pero estas novedades no apuntan a ese público, sino a uno más joven y fresco. Muchos ya habrán visto en los cines el «video presentación» de abajo.
Ya hay 12 pantallas en el país basadas en el E-Motion, una tecnología que surgió en los parques temáticos y luego se expandió a los cines. El próximo 24 de abril, con el estreno de uno de “los tanques”, Avengers: Endgame, se inauguran 3 más. Y las cadenas prevén sumar otras 5 durante 2019, con la premisa de instalar al menos una sala 4D en cada complejo.
“Funcionan muy bien y son las de mayor demanda, por lejos”, afirma Gabriel Feldman, CEO de Multiplex, una cadena nacional que tiene 34 salas en 5 complejos. Se trata de la empresa pionera en ingresar a la era 4D, lo que implica una inversión que oscila entre los US$600.000 y US$800.000, según el tamaño de la sala, cuyo recupero depende de dos variables: “El porcentaje de ocupación y el precio de la entrada”, graficó Feldman.
Diego Bachiller, gerente comercial de Village Cinemas, argumenta que “es una apuesta global de la empresa (de capitales estadounidenses), porque mejora la experiencia del espectador y tracciona público a otras salas”. La lógica de la gente, añadió el ejecutivo, es que “si no hay lugar en 4D, elige ver la película en otro formato”.
Por cuestiones de tecnología, la sala 4D es más chica que las tradicionales. “Son un éxito y las de mayor ocupación, y fueron muy bien recibidas en los complejos donde la instalamos”, subraya Álvarez Morales. De larga trayectoria en la industria, el ejecutivo comenta que el plan de su compañía (tiene 22 complejos y 190 salas) es pasar de las 3 actuales a 10, como mínimo, en el mediano plazo. “El cine te sorprende todos los días y es una industria que está a la búsqueda permanente de nuevos formatos”, dijo.
El salto tecnológico ocurre en un contexto económico complicado. Tras alcanzar el récord de taquilla en 2015 (50,3 millones de tickets vendidos), las ventas fueron declinando año tras año para cerrar en 2018 con 44.606.355 espectadores, según datos del portal especializado Ultracine. De ese total, 474.480 pasaron por una sala 4D, una cifra significativa si se tiene en cuenta que por ahora hay apenas 12 pantallas habilitadas.
El despliegue del 4D en la Argentina es un desarrollo local. Se trata de Lumma, una empresa fundada por 4 socios (dos ingenieros y dos profesionales ligados al cine), que alcanzó acuerdos con las grandes productoras de cine norteamericanas, un aval clave para sincronizar las películas y los efectos especiales de las salas, entre ellas Warner, Universal, Paramount, Disney, Sony y Fox.
No todos los títulos son adaptables al formato 4D, pero no por limitaciones técnicas sino para aprovechar los efectos especiales y los atractivos de las tipo simulador. Gabriel Castarés, socio fundador de Lumma, explicó al Económico que la selección de películas abarca “varios géneros movidos: terror, acción, aventuras, thrillers u obras de ciencia ficción”.
Los efectos 4D surgieron como gran novedad en los grandes parques temáticos de EE.UU. Son salas tipo simuladores, cuyas butacas se mueven, vibran, emiten sonidos, olores, ráfagas de viento y rocío de agua al compás de la película. El dato curioso es que una empresa argentina, Lumma, es la que concentra el negocio de instalar, mantener y sincronizar los títulos en acuerdo con los grandes estudios de cine. “Somos los fabricantes de las butacas y los efectos especiales y preparamos cada película en Los Angeles”, dice Gabriel Castarés, uno de los 4 socios fundadores. La firma instaló la primera sala en 2016. Y hoy exporta a varios países, entre ellos Paraguay, Uruguay, Brasil y Bahrain.