Como informamos hace un par de días en AgendAR, en la reunión en el hotel Alvear de los empresarios del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP) –que agrupa a los principales hombres y entidades de negocios del país- era notoria la expectativa con la que se recibió a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. En algunos, era ansiedad.
Ayer, se vio en varios canales de TV lo que sólo se puede llamar una «precampaña» por su candidatura. De Macri no se hablaba con hostilidad -esos programas habían sido oficialistas hasta hace muy poco- pero sí en pasado. A los aficionados al tango les recordaba aquello de «cuando veas que a tu lado se prueben las pilchas que vas a dejar«.
Corresponde decir que Vidal, antes y después, ha repetido lealmente que Macri es el candidato a presidente y ella a la gobernación. Pero como esa es la postura todo consultor aconsejaría, en cualquier caso, muchos siguen pensando en el asunto.
Nos parece adecuado, entonces, reproducir lo que dice Clarín -que en este tema debe estar bien informado- sobre la reacción en la Casa Rosada. Después de todo, ahí es donde está el presidente actual.
Pero antes queremos adelantar nuestra opinión sobre el tema, que, modestamente, nos parece obvia: Es cierto que la gobernadora Vidal tiene en Buenos Aires (39% del padrón nacional) más intención de voto que Macri. Unos 7 puntos, dan algunas encuestas. Pero… el desgaste del gobierno nacional también la alcanza. Esas mismas encuestas lo confirman.
Entonces, su mejor imagen personal -mejor en relación a Macri- ¿le alcanzaría para ganar en octubre en todo el país (donde es conocida menos que en Buenos Aires)? Es por lo menos dudoso, dado el deterioro de Cambiemos, que aumentaría con el reemplazo del candidato presidencial.
Para que tenga posibilidades, y sentido para sus impulsores, Vidal tendría que ser la cabeza de una coalición renovada y la promesa de una política económica . No parece que haya tiempo para construirla.
Los dejamos con lo que se decía en la Rosada:
«“¿A ver qué cara tienen todos?”. Mauricio Macri se asomó al despacho de Marcos Peña, durante el almuerzo entre los ministros, y así buscó descomprimir la tensión de otra jornada intensa. A esa altura el dólar daba un respiro y el riesgo país cedía luego de haber superado los mil puntos. En esa reunión Nicolás Dujovne mantuvo el argumento que el Presidente ya había sostenido en público: que no hay motivos económicos para un nuevo corcoveo por la inestabilidad cambiaria. La palabra del ministro de Hacienda generaba expectativa, y si la explicación seguía atada a la incertidumbre electoral también había ansiedad por escuchar a Jaime Durán Barba, que trazó un escenario cada vez más polarizadocon Cristina Kirchner. Potenciado el dilema de lo conveniente en términos políticos y a la vez nocivo para la economía, la fecha de cierre de listas quedó como referencia y posible bisagra para el Gobierno. “Hay que aguantar hasta el 22 de junio”, pidió Marcos Peña.
Macri había pasado la mañana “con preocupación” y en contacto con Peña y Dujovne. Decidió postergar una entrevista por radio que concretó entrada a la tarde, después del cierre de los mercados. “Está movido pero estamos resistiendo y vamos a resistir. Hay un círculo vicioso entre lo político y lo económico que se retroalimenta, pero no vamos a dejar que esto nos frene”, dijo a Clarín un integrante del Gabinete al término del almuerzo en la Casa Rosada. Dujovne buscó transmitir calma después de las horas de nervios, y volvió a adjudicar el cimbronazo más que al plano económico -con el argumento de que estarían “garantizados” el financiamiento y el pago de la deuda en 2020- a la disputa electoral.
“No hay un golpe de mercado, en algún momento van a perder”, aseguró el titular de Hacienda, lo que a algunos tranquilizó a medias: “Si es un problema político sabe que puede moverse en un cierto margen”. No hablaron de implementar nuevas medidas y sí de “poner el esfuerzo” en que funcionen los anuncios para contener los precios y empujar el consumo. El dólar cerró a $45,90 luego de haber llegado a $47,30 y retrocedido con una nueva suba de la tasa y la licitación de US$30 millones del Banco Central.
“Preocupa la incertidumbre pero no hay razones económicas. Están fogoneando encuestas cuando faltan casi cuatro meses para las primarias”, se quejó otro ministro al salir de la reunión, con la línea que había trazado Durán Barba. El consultor ecuatoriano expuso relevamientos en los que casi el 40% de los consultados no habría decidido su voto -lo que según su mirada convierte las proyecciones en “poco serias”– y marcó que Macri fue el único que expresó que será candidato, aunque aun así dio casi por descontado que se consolidará la polarización: “Cristina y Mauricio consolidan su voto y el medio tiende cada vez más a desaparecer. La posibilidad de que aparezca otra figura con chances es casi nula”.
La incertidumbre electoral a la que remite el Gobierno no sólo incluye las chances de un regreso de Cristina Kirchner. «Como ya lo dije, voy a ser candidato a presidente«, insistió Macri en la entrevista con Radiofónica de Rosario. La falta de resultados en materia económica reanimó el llamado Plan V, María Eugenia Vidal como postulante a la presidencia.
Macri se aferra al intento de reelección -cualquier señal en otro sentido lo debilitaría, “se caería todo como un dominó”, en palabras de un ministro- y en ese punto el 22 de junio aparece como fecha clave para terminar con la presión sobre la candidatura. En el almuerzo en la Casa Rosada previeron “dos meses complicados” hasta el cierre de listas. En La Plata compartieron la necesidad de “aguantar”, aunque advirtieron sobre la necesidad de frenar el dólar: “Es importante contenerlo lo máximo posible, lo único que nos queda para reelegir es que baje la inflación”.