El consejo directivo de la CGT convocó ayer a un paro general nacional de 24 horas para el miércoles 29 de mayo próximo, sin movilización, en rechazo de «la política económica oficial», y anunció que de inmediato empezará a conversar con todas las otras centrales sindicales para que adhieran a la protesta.
En una conferencia de prensa posterior a las casi cuatro horas de deliberaciones, los secretarios generales Héctor Daer y Carlos Acuña anunciaron la medida de fuerza, que será la quinta desde la asunción del actual gobierno.
Daer, titular del gremio de Sanidad, indicó que la realidad económico-social afecta de manera «grave a los trabajadores y a las economías regionales», por lo que exigió «el cambio del modelo y de las estrategias económicas oficiales para reactivar el país». El sindicalista negó ante una consulta que la decisión de la central obrera haya sido adoptada a partir del encuentro de la víspera con los enviados del Fondo Monetario Internacional
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También ayer se realizó una reunión de los directivos de la Unión Industrial Argentina. Allí se conversó sobre la conducción de la entidad que agrupa a las empresas industriales más importantes de la Argentina, que se hará cargo el 4 de junio. Será reelegido presidente Miguel Acevedo, de Aceitera General Deheza -que en los últimos meses ha hecho declaraciones muy críticas de las consecuencias de las políticas de Macri- y seguirá secundado, como hasta ahora, por Luis Betnaza, de Techint, y Daniel Funes de Rioja, de la COPAL.
Lo único sorprendente -en especial para la periodista de Clarín- fue la presencia en esas deliberaciones de Juan Carlos Lascurain, de ADIMRA, que aún es uno de los vicepresidentes. Sucede que el empresario metalúrgico Lascurain, de buenas relaciones con el gobierno anterior, ha sido procesado y estuvo detenido en la causa llamada «de los cuadernos».
Ambos hechos, el gremial y el empresarial, responden a la dinámica de sus estructuras. Pero también parecen indicar un cambio en el clima político.
