El cierre de La Campagnola en Mendoza despierta el temor a una profundización de la crisis en el sector frutihortícola, que puede derivar en una seguidilla de despidos y la desaparición de la actividad.
Los principales actores del rubro se muestran preocupados por el futuro de la industria frutihortícola, consideran que se trata de una «profecía cumplida» y cargan contra el Gobierno por el «descuido y desatención». No sólo la incertidumbre está en lo que pueda ocurrir con los empleos, sino en toda la cadena productiva.
«La partida de una agroindustria tan importante como La Campagnola es una muestra más de esta decadencia que parece no tener fin. Esto podría derivar en la desaparición de la actividad sin que se tomen medidas al respecto. En este contexto nos alarma el impacto que tal decisión pueda tener en las pymes y productores locales», dice Alberto Carleti, presidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM), e histórico referente del negocio frutícola.
«Arcor menciona en un comunicado oficial que se darán ‘opciones de continuidad a los productores locales proveedores de materia prima’. Aún no se conocen esas opciones y bajo qué condiciones podrían seguir los proveedores», destacó el empresario. Por su parte, Omar Carrasco, titular de la Unión Frutihortícola Argentina, lamentó la realidad que viven las firmas. «Todos estamos en una situación similar. La sensación es horrible ; lo venimos advirtiendo y sabíamos que podía ocurrir con varias empresas».
«Fue un balde de agua fría que nos cayó a todos los trabajadores. Jamás nos informaron absolutamente nada», se quejó Antonio Moyano, delegado gremial en La Campagnola, quien llevaba más de 30 años trabajando en la firma.
El anuncio formulado por Arcor sobre el cierre de La Campagnola en el departamento de San Martín y el traslado de las operaciones a Villa Mercedes en San Luis pone en alerta a toda la industria, sobre todo porque la reconocida empresa aduce altos costos, caída de consumo e incremento de las importaciones.
Tanto la FEM como la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) han realizado alertas en los últimos años sobre costos, presión fiscal (nacional y provincial), inflación , falta de crédito y el descuido que han tenido las economías regionales y en especial el sector frutihortícola cuyano, donde ya ha perdido 50% de la superficie cultivada, según estudios realizados por las entidades. Asimismo, ponen de manifiesto «la gran brecha» existente entre lo que recibe un productor por lo que produce y lo que ese mismo producto vale después en góndola.
En algunos casos la diferencia llega al 1.000 %, situación que ha ido empobreciendo sistemáticamente al sector productivo, advierten los especialistas. También la preocupación radica en los altos costos de los servicios públicos para mantener las fincas, lo cual también tiene un correlato con los «verdurazos» y «frutazos» que se realizan periódicamente en puntos neurálgicos de la provincia y el país para hacer visible la realidad de la frutihorticultura.
Estos problemas no son sólo mendocinos; se extienden por varias provincias. Es un amargo contraste con la anunciada pretensión de ser el «supermercado del mundo».