Elecciones europeas: el fin del bipartidismo

Desde Argentina las elecciones europeas -a pesar de vínculos familiares y, sobre todo, de la gran diáspora argentina repartida en el «Viejo Continente»- se ven lejanas y a través de la simplificación de los medios masivos. Se dibuja una polarización, como se hace en las campañas electorales aquí. Ya sea, según las preocupaciones del medio local, entre «liberales» y «populistas», o se agita el amenaza de la «extrema derecha». Una amenaza real, para los inmigrantes pobres, pero como proyecto de poder europeo… está muy verde.

El hecho es que la realidad europea, el bipartidismo «atlántico» que gobernó su política los últimos veinte años, o aún desde antes, desde el alejamiento de De Gaulle, se está desmoronando. Para describir el confuso escenario de estas elecciones y sus posibles resultados, nos parece más razonable, e informativo. esta nota del periodista Jaume Masdeu, corresponsal en Bruselas de La Vanguardia, de Barcelona. La resumimos aquí:

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«Este domingo algo cambiará en Europa. Algo fundamental. Se acaba el dominio que han mantenido durante décadas los dos grandes grupos, Populares (un centro derecha moderado) y Socialistas (un centro izquierda muy moderado), en la Unión Europea. Lo disfrutaban en el Parlamento Europeo, donde en esta ocasión, si los sondeos no erran de forma espectacular, dejarán de sumar la mayoría, con lo cual se abre un escenario totalmente nuevo en el que otras fuerzas serán también decisivas. El cambio puede modificar también el equilibrio de fuerzas en otras instituciones, como la Comisión Europea, cuya presidencia ha estado ocupada en los tres últimos mandatos por miembros del partido Popular.

Es el fin del bipartidismo en la UE. Populares y socialistas retroceden mientras que los Liberales (una derecha moderna, como lo que en Argentina quiso ser el macrismo y no lo logró) suben y se pueden colocar en una posición privilegiada, convertirse en actores indispensables. Aquí hay una conjunción de intereses entre el actual grupo liberal y Macron, condenados a entenderse para ser decisivos.

Otro elemento clave de este domingo es el alcance del auge de populistas y extrema derecha. Los movimientos que han ido surgiendo con fuerza en distintos estados irrumpirán ahora en el escenario europeo. Algunos lo presentan como el cuarto capítulo de una serie populista que se inició con el Brexit, siguió con Trump y Di Maio-Salvini y tendría que desembocar en una UE más populista que nunca. La profecía no parece que se vaya a cumplir porque, aunque se espera un fuerte aumento cuantitativo de la extrema derecha y el populismo, otra cosa será cómo conseguirán traducir los votos en poder real.

“Un pacto a tres, por lo menos”, es el pronóstico que dan distintas fuentes europeas sobre lo que acontecerá después de las votaciones. Un acuerdo entre populares, socialistas y liberales. Aquí la gran novedad puede venir por el lado francés, con Macron lanzando una ofensiva sobre los liberales para modelarlos a su estilo a cambio de darles influencia. Influencia en diputados, pero también peso en el Consejo Europeo. Claro que, para que Macron sea creíble en Europa, debería primero ganar en Francia.

“El próximo Parlamento continuará teniendo una mayoría sólida proeuropea, pero tendrán que estructurarse mucho mejor como coalición”, avisa Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo. Se refiere a que el pacto a tres puede dar una mayoría, pero tan ajustada que, con la débil disciplina de voto de los grupos parlamentarios europeos, se podría mostrar muy inestable. Es decir, que para asegurar una mayoría sólida, habría que incorporar a un cuarto grupo, y estos podrían ser los Verdes, que cotizan al alza en los sondeos.

Una segunda opción que puede salir de estas elecciones es la que han apuntado los socialistas al declararse abiertos a un gran pacto que deje fuera a los populares. Aunar socialistas, liberales, verdes y la izquierda, “de Tsipras a Macron”, dijo el Spitzenkandidaten socialista Frans Timmermans. Pero fuentes populares replican que “los números no les salen”, y la verdad es que, según todos los sondeos, sin el Partido Popular Europeo no llegarían a esta potencial ma­yoría.

El tercer supuesto es el de pesadilla, el de la entrada con gran fuerza de los extremistas. Sumando extrema derecha, populistas y euroescépticos, podrían llegar a un 25% de los escaños, pero sus divisiones internas les lastrarán. “Hay euroescépticos y populistas de muchos tipos, y no todos son capaces de coordinarse. No habrá una minoría de euroescépticos, sino varias minorías”, dice Duch. Probablemente se distribuirán en dos o tres grupos, lo que les restará fuerza. Aquí es donde entrará en juego el que se supone que será uno de los triunfadores del día, el italiano Matteo Salvini, que intentará amasar un grupo alrededor de su Liga, sumando a Le Pen Wilders e incluso cortejando al húngaro Orbán«.

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