Vaca Muerta: boom productivo, riesgo ambiental y muertes en accidentes de trabajo

Vaca Muerta es una roca gigante del tamaño de Bélgica ubicada a 3 mil metros de profundidad, con una concentración de petróleo desparramado hace millones de años como entre los poros de una esponja. Los equipos de perforación alquilados por unos 30 mil dólares por día usan mechas gigantes de un diámetro un poco más ancho que el de una botella de vino que taladran las 24 horas. Las operan técnicos de 30 años que trabajan 14 días en el yacimiento y 7 descansan, a cambio de 90 mil pesos por mes, desde una torre en el lugar a través de pantallas táctiles.

Al llegar al fondo, la mecha increíblemente dobla a 90 grados y sigue perforando. Desde una oficina a algunos kilómetros, una mezcla de geólogo con nerd techie mueve con un mouse la punta del equipo, que va rompiendo la piedra por un largo similar al de la avenida 9 de Julio entera.

Cuando terminan y levantan campamento, llega el equipo de “fractura (fracking) y estimulación”, que inyecta enormes caudales de agua y arena para que, con la extrema presión que generan, brote desde las entrañas de la tierra un líquido con la consistencia de detergente, que lleva petróleo, barro, agua y algunos gases

Por una maraña de oleoductos esa mezcla llega a la planta de tratamiento de crudo, donde se dejará el hidrocarburo apto para su venta a las refinerías, en las que más tarde se transformará en el combustible de autos.

Haber conseguido que ese procedimiento inverosímil que se desarrollaba solo en Estados Unidos y Canadá sea posible y rentable en la Argentina es un logro de la petrolera estatal YPF a lo largo de los últimos seis años. Prácticamente un milagro si se cuentan las devaluaciones, crisis y cambios de gobierno en el medio. “Acá, donde están hoy, hace seis años no había nada”, dice Pablo Bizzotto, vicepresidente de «Upstream» de la empresa, en una recorrida con periodistas.

Hoy funcionan en Neuquén 623 pozos solo de YPF, algunos en sociedad con grandes firmas multinacionales como Chevron, Schlumberger o Petronas. La producción de este crudo de toda la industria rondará los 50 millones de barriles al año, cuando en 2014 eran menos de la mitad. El costo de producirlo, por avances tecnológicos, producción local de insumos como la arena (que antes venía de China) y acuerdos con los gremios bajó 60%. Y la perspectiva de los técnicos es que en cinco años más, sumando nuevas áreas, surja la producción equivalente “a otra YPF”.

El sueño mil veces repetido de la joya energética que salvará a la Argentina de su escasez de dólares se sostiene detrás de la apuesta de YPF, que invirtió 10 mil millones de dólares desde el arranque y este año sumará otros 2 mil millones más. Para ponerlo en perspectiva: Tecpetrol, del Grupo Techint, el otro gran jugador, está volcando casi la misma suma pero en cinco años para extraer el gas, aunque ahora atraviesa un litigio con el Estado por subsidios.

Semejante movimiento económico concentrado en 24 mil kilómetros cuadrados conlleva también el caos, el sálvese quien pueda y la muerte: la población de Añelo, el revolucionado pueblo cabecera del yacimiento, multiplicó por cuatro su población desde 2012, de 2 mil a 8 mil habitantes. Las cifras oficiales dicen que llegan veinte familias por día a instalarse. No hay asfalto entre el aeropuerto y la zona de explotación, adonde se llega después de dos horas y 90 kilómetros de ripio. En las horas pico puede haber largas colas de camiones con máquinas monstruosas, o toneladas de arena, mientras camionetas 4×4 juegan al límite para sobrepasarlos. En los palos de luz hay carteles de lotes en venta por doquier y las inmobiliarias también sacan petróleo: construyen casas para operarios y llegan a obtener cuatro veces los alquileres que se pagan en Puerto Madero.

En apenas 36 horas en la provincia, se escucha la historia de algún derrame y hay noticias de dos incendios. Uno en las oficinas de una empresa del yacimiento Entre Lomas, en Catriel. Otro más grande, y con más polémica, en un basurero en el Parque Industrial de Añelo. ¿Son restos de petróleo? Aclaran que son bolsas de plástico. La preocupación ambiental no aparece entre los pobladores, pero llega de ONGs, que han denunciado el mal tratamiento de los residuos sólidos. Los opositores al fracking ponen el énfasis en el abuso del agua. “Es el 1% del río Neuquén”, dicen en YPF. El viernes llegó una movilización de ambientalistas al centro de la capital de la provincia, aunque el lema era contra el cambio climático.

Pero la expresión más contundente del descontrol hijo del boom de Vaca Muerta es otra. Una nube de contratistas con nombres como Ensig, Pecom, Clear Petroleum o Nabors, que operan para las grandes compañías, toman empleados bajo condiciones en las que se ha vuelto habitual que pierdan la vida, algo que no pasa en esta industria en ninguna parte del mundo.

VIAPerfil